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Nowhere Man

Agencias
Sábado 09 de Octubre de 2010
 

Nowhere Man (un libro escrito por el neoyorquino Robert Rosen a manera de biografía póstuma de Lennon) aparte de írsele a la yugular a Yoko Ono, acusándola de haber escondido la verdadera historia del ex Beatle, bucea sobre la doble vida amorosa de John, tanto con Yoko como con la amante sustituta May-Pang: su verdadera pasión carnal.


Todo el mundo habla de John Lennon y algunos hasta escriben libros. Varios de éstos echan chispas contra él y Yoko Ono. La viuda (negra para la los fans de Los Beatles, quienes la siguen odiando por considerarla como la causante de la separación del cuarteto) se guarda sus secretos mientras muchos empiezan a pensar que las balas disparadas afuera del edificio Dakota en realidad pudieron haber sido para ella… si John no se hubiera atravesado.

 Mark David Chapman (asesino del artista) no afirma ni niega, se comporta estoico mientras, a instancias de la que cobra las regalías de Lennon, se le sigue negando puntualmente la libertad condicional. Luego de infinidad de teorías de la conspiración: lo que no le perdonan los fans de John es no haberle apuntado correctamente a Yoko.

The Rock´n´Roll Babylon, de Gay Herman (la biblia de lado oscuro del rock en la que nadie quisiera leerse), consigna en el año 63 golpes bajos y altos de John Lennon contra su amigo Bob Wooler, cuando éste le insinuó que ya sabía de la relación amorosa que sostenía con Brian Epstein, el mánager del cuarteto. Todo quedo arreglado con disculpas verbales y en especie.

Otra perla de las habituales borracheras del músico ocurrió en el Troubador de Los Ángeles, en 1974. Enfurecido cuando una mesera no le hizo caso porque traía una toalla femenina en la cabeza, le gritó: “¿Sabes quién soy?” “Claro que sí”, respondió la joven y agregó: “Eres un imbécil que trae una toalla femenina en la cabeza”.


Una imagen cuestionada

La imagen pacifista de Lennon como músico, padre abnegado y amo de casa, una vez que Yoko lo abandonó, ha sido cuestionada muchas veces.

A fines del 2005, su primera esposa, Cynthia, escribió un libro titulado John, en donde lo describe como violento, posesivo y golpeador. Todo le podía aguantar: sus arrebatos, sus celos infundados, sus sentimientos posesivos, menos la violencia y su tendencia a pegar en la cara, aparte de calificarlo como amante exigente y dueño de un temperamento que asustaba.

Nowhere Man (un libro escrito por el neoyorquino Robert Rosen a manera de biografía póstuma de Lennon) aparte de írsele a la yugular a Yoko Ono, acusándola de haber escondido la verdadera historia del ex Beatle, bucea sobre la doble vida amorosa de John, tanto con Yoko como con la amante sustituta May-Pang: su verdadera pasión carnal.

Lennon, afirma el autor, se quejaba de que Yoko nunca tenía ni tiempo ni dedicación para él. Eso, al margen de la envidia que sentía por Paul McCartney, resumida en una frase que lo dice todo: “Lo amo, pero no lo quiero”.

Hasta su hijo arremetió contra él. En una de las tantas biografías que se han publicado de Lennon, su hijo Sean lo tacha de que “perdía el control” y dice que a los 4 años fue a dar al hospital porque su padre la gritó muy fuerte al oído, enfadado porque le estaba enseñando a cortar carne y el niño no lo hacía bien.

Su otro hijo, Julian, abandonado por Lennon cuando tenía cinco años, parece haberle perdonado todo (hasta no ser el hijo favorito) por la abultada parte de la herencia que le tocó, a pesar de Yoko.

 

Buen patrón

Y si así son los hijos, ¿cómo será la servidumbre? Rosaura López Lorenzo, la gallega que trabajó por cuatro años en el departamento del Dakota (de los dos pisos, 71 y 72 que tenían) en la Calle 72 de Manhattan, también le atiza al fuego en otro libro, En casa de John Lennon.

López dice que a Lennon le angustiaba la osadía de sus fans y que fue propenso a los chantajes y las amenazas. Cuando uno de sus sirvientes copió su diario íntimo, casi se da un balazo. Se disfrazaba para pasear y, un día antes de su muerte, la mucama hasta charló con Mark Chapman fuera del edificio.

Sin embargo, Rosaura no es lo que se dice una oportunista y malagradecida, también lo defiende: dice que en el Dakota no se consumía heroína, que el músico no era un flojo y que no se paseaba desnudo por el departamento. Nunca estaba alejado de la música y era un padre perfecto, excepto cuando gritaba.

Ahora, su viuda acaba de celebrar lo que habría sido el cumpleaños 70 de John, con una serie de eventos en ¡¿Islandia?! a los que todavía les queda cola (seguro más grande que la de Godzilla) pues quiere pasar como rockera con una versión freak de la Plastic Ono Band.

Además, ahí viene el 30 aniversario de la muerte de Lennon. ¿Cómo reaccionaran sus fans ahora que acaban de salir ediciones remasterizadas, cajas especiales y material inédito a precios que son un verdadero insulto? (aproximadamente 4 mil pesos) ¿Le harán el juego a la disquera o se esperarán a la piratería (que el año pasado puso en edición corsaria de lujo la Caja Negra de los Beatles) que parece que ya no tarda

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