Michel ganó a Ochoa
Redacción
Lunes 05 de Abril de 2010

El Clásico tuvo dos hombres que se asumieron su papel y se enfundaron en el traje de héroes. Luis Michel y Omar Arellano. El primero, como portero evitó la caída de su cabaña, que era bombardeada sin piedad ni tregua de una manera espectacular. El segundo, como delantero, confirmó su regreso como goleador y se apuntó con una anotación de gran manufactura.

Pero más allá de la emoción delirante que generó el triunfo de Chivas en este choque en el Estadio Jalisco, el resultado es engañoso. América, en esta ocasión puso el futbol, las llegadas constantes, y por ello convirtieron a Michel en la figura imbatible sobre la cancha.

Fue el último partido de Chivas con cuatro de sus seleccionados, porque uno de ellos –Javier Hernández- no fue ni a la banca, por lesión, y ahora sí los canteranos deberán responder a la confianza que les ha manifestado su técnico. Sin embargo, con sus 31 unidades los rojiblancos están en la Liguilla, ya que le sacan 14 unidades al Atlas, cuarto del sector, con 12 por disputar.

Chivas, se consolida en el liderato con 31 puntos. América, desciende al cuarto lugar del Grupo II al quedarse con 18 unidades y se mete en serios problemas.

América, también confirmó que cuenta con jóvenes valores como Daniel Márquez y Tony López, pero a quienes aún sucumben ante la presión.

En la edición del Clásico, aparte de la victoria, queda para el recuerdo la imagen de Michel en el centro del campo despidiéndose de la afición que se le entregó coreando su apellido.

Guillermo Ochoa sólo había tocado una vez el balón que llegó a su portería luego de hacer contacto e manera fortuita en la espalda de Omar Bravo. Era el minuto 35, y hasta entonces, América había superado a Chivas en cada centímetro de la cancha del Estadio Jalisco. Si el marcador no se había inclinado a favor de las Águilas eran gracias a las heróicas intervenciones de Luis Michel.

A Chivas, sólo lo podía salvar una genialidad individual.

En el momento menos esperado, en un saque de banda, Alberto Medina hizo el movimiento para atraer marcadores hacia él, Arellano quedó libre por la línea de banda derecha, amagó con un centro al área, Ochoa cayó en el engaño y se rindió. La Pina sólo tuvo que tirar directo y pegado al poste derecho para que el balón recorriera el camino hacia la red hambrienta de gol. Fue el 1-0 que hizo estallar a miles de aficionados que hasta entonces estaba a la expectativa.

La estrategia de Jesús Ramírez no era nada revolucionario, sólo consistía en despejes largos de Ochoa buscando a Antonio López y a Daniel Montenegro. El aparato defensivo del Rebaño se percibía frágil cada vez que Ángel Reyna avanzaba por el sector derecho y se animaba a disparar rumbo a la portería o tiraba en diagonal para López. Pero en cada tiro a la puerta, sólo se agigantaba la figura de Michel a quien su público colocó en el altar con el grito de “¡Portero! ¡Portero!”.

Hasta que al ‘35 apareció Arellano para establecer la diferencia. Sin embargo, América se repuso y terminó el primer tiempo encima del Guadalajara. Otra vez, Reyna, fue el más destacado con un disparo al poste y otro que Michel logró desviar. En el segundo tiempo, Chivas sólo sería intenso, pero llegó poco, mientras que América tuvo el empate en los pies de Tony López, Daniel Márquez y Montenegro, pero Michel, el gran héroe, fue invencible y el gran héroe del Clásico

 
 

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