Con una serie de condicionantes, se autorizará la siembra de tres mil hectáreas de soya en el Valle del Yaqui este verano, aseguró Rogelio Méndez Ibarra.

El jefe del Distrito de Desarrollo Rural 148 de Cajeme indicó que una empresa se acercó a la dependencia para mostrar su interés por sembrar la variedad Cajeme de soya.

La empresa produjo 345 toneladas de semilla que ya fue analizada por el Sistema Nacional de Inspección y Certificación de Semillas en Chihuahua, destacó.

Ante los avances en el control de plagas como la mosca blanca, dijo, la propuesta se sometió a consulta con especialistas del Grupo Interdisciplinario del Oleaginosas del Inifap y del Grupo Técnico de Problemas Fitosanitarios del Sur de Sonora.

La primera de las condicionantes para establecer este cultivo, desaparecido del sur de Sonora en 1994 por la mosca blanca, es que se analizarán las solicitudes en forma casuística.

A la fecha se han analizado en el Grupo Técnico Fitosanitario del Sur de Sonora dos solicitudes con una superficie total de 20 hectáreas y ya fueron ya autorizadas, precisó.

Otra recomendación es realizar una compactación de áreas para la siembra de este cultivo considerando terrenos con buen drenaje para minimizar el problema de amarillamiento foliar o clorosis férrica, citó, y evitar la siembra en suelos compactados y con alto contenido de carbonato de calcio.

Se deberá evitar establecer el cultivo en terrenos donde se hayan aplicado herbicidas con larga acción residual en trigo y maíz, expuso, cuyo efecto residual puede afectar drásticamente el desarrollo de las plantas de soya.

Otro punto es que se deberá sembrar el cultivo sobre labranza convencional con labores como subsoleo, barbecho, rastreo, tabloneo y surcado y con labranza mínima, dijo.

Se sugiere ese método ya que la paja residual del trigo actúa como un regulador de la humedad y temperatura del suelo, señaló, lo cual reduce los problemas de stress hídrico y propicia un mejor desarrollo del cultivo.

De acuerdo con la rotación de cultivos, manifestó, se deberán aplicar de 90 a 120 kilos por hectárea de nitrógeno y fósforo en base al análisis de suelo por el método Bray P1 y como no ha habido soya durante los últimos años, se sugiere inocular con la bacteria específica.

La fecha óptima de siembra deberá ser del 15 de abril al 10 de mayo, señaló, ya que en siembras posteriores se incrementa el problema de mosquita blanca, amarillamiento y un menor rendimiento al acortarse el ciclo del cultivo.

Se deberán sembrar variedades tolerantes a mosquita blanca como Náinari, antes Héctor, Esperanza, Suaqui, Harvard y Cajeme, precisó, pero no aquellas reportadas como susceptibles o de las cuales no se conoce su comportamiento en la región y deben estar certificadas por el Snics.

“Este cultivo podría ser una buena opción para aquellos productores que actualmente están saliendo de papa, maíz,  frijol y hortalizas que cuenten con terrenos con las características adecuadas”, manifestó.