ARIVECHI.- Una anciana a la que Evelia Duarte no había visto en la comunidad, le advirtió:

“Lo que andan buscando está debajo del mezquite”.

Todavía con los pelos de punta, la señora recuerda que alcanzó a decir que en el internado para niñas, construido en tiempos de Samuel Ocaña García como gobernador, no hay mezquites.

Pero la anciana ya había desaparecido, afirma.

Y, en segundo lugar, sostiene, ni ella ni su esposo, Martín Rodríguez Ramírez, el comandante de la Policía de Arivechi, buscan algo.

Recientemente llegada de Hermosillo, debido a que su marido fue nombrado jefe de la Policía, afirma que en octubre aproximadamente también al llegar por la noche a su casa vio a una señora con el rostro envuelto en un rebozo.

Como sintió que se le enchinaba el cuero, refiere mientras sirve hot dogs a sus clientes, llamó a su esposo que junto con otro policía llegó, revisaron el lugar pero no encontraron a la dama que parecía flotar en el aire.

La señora Duarte fue a parar al hospital y ahora cuando llega tarde al internado, cuyas habitaciones les prestó el alcalde Ramón Flores Robles para vivir, mejor espera a su esposo antes de ingresar.

Le han contado que el internado para niñas tuvo que ser desalojado precisamente porque se “aparecían” unos niños que asustaban a todo mundo.

Hace unos meses, expone, llegaron a visitar Arivechi niños de escuelas como Vanguardia, Nafarrate y Pitic, de Hermosillo, y los llevaron al internado a hospedarlos.

Pero en las noches muchos niños hasta lloraron porque las puertas de los cuartos se abrían y cerraban solas e incluso las de los baños, afirma, pero aún así los mantuvieron durante dos días en ese lugar.

Arivechi, sostiene, es pueblo fantasma, por la soledad de sus días y noches, y de fantasmas por las apariciones que, como a ella, la tienen con los nervios de punta.