Mi amistad-no amistad contigo. Empieza por mi dedo recorriendo tus mejillas. Y mis labios en tu cuello. Cogernos nos religa, de religare. Y me obliga a decirte esas mentiras con cara de verdades. O esas verdades con cara de mentiras (como quieras). En donde por momentos nos hacemos uno. Y renunciamos a todo, pero a todo accedemos. En esos relámpagos donde la posibilidad es de risa, o pasa a ser un acto conservador. Porque ya la rebasamos. Y lo que hacemos no tiene nombre. Porque va más allá de la historia, como me lo enseñó Eliade |