Los productores del Valla del Yaqui pueden sustituir la quema de la paja de trigo que cada vez causa más daños a la salud humana, al medio ambiente y a la economía, sostuvieron expertos en la materia.

El primer impacto negativo es sobre la calidad del suelo, pues la quema de la paja o gavilla disminuye la materia orgánica y hace menos fértil a la tierra, lo que a su vez merma la productividad, señaló Rafael Bórquez Olguín.

El investigador del Itson explicó que los suelos deben tener cuando menos un 5 por ciento de materia orgánica, pero los suelos del Valle del Yaqui tienen apenas entre .5 y .6 por ciento, es decir, diez veces menos, debido a la quema.

Juan Manuel Cortez Jiménez, investigador de Inifap, afirmó que después de 10 años de quemar la gavilla en un terreno, los rendimientos de trigo se reducen alredor de 1 tonelada por hectárea.

Pidió de manera categórica que se probiha definitivamente la quema de la paja y se opte por medidas más económicas. Una de ellas, dijo, es dejar calcinar los residuos del cultivo en las tierras donde sólo se traja un ciclo al año.

En el terreno de la salud humano, esta práctica ha incrementado la morbilidad producida por las enfermedades respiratorias agudas, sostuvo Julián Pizano Nazará.

El alergólogo del Imss indicó que en nuestra región se han incrementado hasta un 60 por ciento los ingresos a urgencias de la población susceptible (niños, ancianos, y enfermos crónicos).

Martín Villa, director de Ecología en el Municipio, advirtió que la ley en la materia faculta al Ayuntamiento para aplicar multas hasta de 50 salarios mínimos por hectárea a quienes incurran en esta práctica, sobre todo si lo hacen cerca de la ciudad.

Mencionó que Sagarpa debe capacitar a los productores agrícolas en el uso de otras técnicas para deshacerse de la paja de trigo o incorporar los esquilmos al suelo mediante labranza de conservación y otras.