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No sé, tú, lector, pero cómo se me hace que tanto el desplegado firmado y publicado ayer por los seis gobernadores panistas del país y la conclusión a la que acaba de llegar Calderón ahora que anda de gira por España, están llegando un poco tarde.
Cual diría el señor Jack ( el destripador, precisamente ); vamos por partes.
Por desgracia, en México tiene que ocurrir primero la desgracia o el asunto que estremezca los tejidos de la nación para que nos pongamos a trabajar o se tomen cartas en el asunto. Es el caso de la guardería ABC en donde la muerte de 49 inocentes sigue en la impunidad y ahora es la desaparición de un distinguido político como Diego Fernández de Cevallos quien hasta la tarde- noche de este domingo seguía en calidad de desaparecido, para que Felipe Calderón y los seis gobernadores, Emilio ( etilio, según la raza que nada calla ) González, de Jalisco; José Guadalupe Osuna, de Baja California; Juan Manuel Oliva, de Guanajuato; Marco Antonio Adame, de Morelos; Héctor Ortiz, de Tlaxcala y Guillermo Padrés, de Sonora, tomen tinta y papel para entrarle de lleno al problema de la inseguridad que campea sobre cielo mexicano.
Calderón, por ejemplo, hasta ahora está cayendo en la cuenta que de tiempo atrás habíamos venido sospechando y comprobando la mayoría de los mexicanos en el sentido de que hace por lo menos algunos años, nuestro país vive rebasado por los acontecimientos de violencia que alguna vez vivió Colombia y en un vano intento de justificar o, tal vez, debemos decir, DE NO HABLAR MAL de nuestro país como ha sido su recomendación, aclara que en México al menos no hemos llegado a la gravedad del asesinato de un candidato presidencial; el secuestro de la Suprema Corte de Justicia o el asalto al Congreso colombiano, como sí ha ocurrido en aquel país sudamericano.
Y el proditorio asesinato de Luis Donaldo Colosio, a manos de un supuesto asesino solitario qué no fue lo suficientemente grave? O se referirá Calderón a un candidato presidencial, pero de su partido?
Si bien, la mayoría del mexicano sigue pensando en que ni a Colosio ni Ruiz Massiu, ( otro de los crímenes políticos que olvida Calderón ) los mataron simples matones y que tras estos hechos no estuvo metida la mano del narco, no dejan de ser dos abominables asesinatos que en su momento estremecieron el tinglado político del país y sus móviles siguen en el limbo en espera de una respuesta que habla de la impunidad que se respira en México.
Es muy posible que allá en Santander en donde habló a nombre de la nación azteca, le hayan creído cuando compara la muerte del capo mexicano Arturo Beltrán Leyva, ocurrida en diciembre pasado, con el capo de capos, colombiano, Pablo Escobar, pero yo creo que a Calderón o le falta asesoría o de plano pensó que estaba ante auténticos gallegos de pura cepa y a quienes podría confundir y enredar fácilmente. O de plano no entendió el mensaje que en días pasados le enviaron “ desde algún lugar de la sierra mexicana”, el compadre del chapo Guzmán, Ismael, el Mayo Zambada, a través de Julio Scherer?.
En orden de importancia, y gracias a que en México, ya no canta el corrido, sino rebuzna a través de la seria de estupideces que se gritan en la radio, cualquier párvulo de la calle sabe que en México, después del Chapo Guzmán, todo está dicho en materia de narco jerarquías. De ahí que no ha lugar a ese tipo de comparaciones. El problema y la gravedad del narcotráfico en México no se resume pues, no amaina en lo más mínimo con la muerte de Beltrán Leyva.
FIERRITOS EN LA LUMBRE
Por lo que hace al desplegado de los gobernadores panistas, pues que bueno que se hayan unido, pero que malo que sea hasta ahora.¿ Por qué no se unieron, no solo panistas, sino perredistas y priistas, para dirigir esas mismas voces rumbo a los Pinos y decirle a Calderón que allá en Juárez hay una pobre mujer que clama justicia ante la muerte de sus dos únicos hijos y, junto a ella, lloran también otras quince madres ante el desconsuelo de haber perdido a los suyos; o ahí mismo, en Chihuahua, para no ir muy lejos, existen dos familias, por igual dolidas, ante la irreparable pérdida de dos jóvenes estudiantes muertos, al parecer, “bajo el fuego amigo” del ejército?. Ciertamente, como se establece en el desplegado, la denuncia de Fernández de Cevallos siempre ha sido clara y su actuación política en distintos momentos cruciales para la vida política de México, ha sido siempre fundamental para la transición y la modernización. Y no se duda en lo más mínimo. La cuestión aquí es que ante la ley, todos somos iguales. Y el dolor, la impunidad, arrasa por igual. De último momento; ojalá que las versiones que corrieron ayer tarde en el sentido de que el cuerpo de Fernández de Cevallos había sido encontrado, decapitado, hayan quedado solo en eso, simples borregos y que las autoridades puedan rescatarlo sano y salvo.
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