Después de cinco años de quemar la gavilla del trigo, el rendimiento de los cultivos, por el deterioro del suelo, se reduce cada año entre una y una tonelada y media, afirmó Jesús Enrique Mendoza Lugo.

El coordinador de Extensión de la Tecnología del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) explicó que los efectos negativos de la incineración de la paja se observan en muchos aspectos.

Entre las consecuencias de esta práctica negativa está la salud de los suelos, cuya carga orgánica se reduce y en consecuencia los rendimientos de los cultivos baja, manifestó.

Al sellarse los suelos con la quema, expuso, la infiltración del agua hacia la raíz de las plantas disminuye y en consecuencia las plantas aprovechan poco el agua y se erosionan los terrenos.

Desde 1993 Cimmyt realiza investigaciones sobre la quema de la gavilla y su impacto, sostuvo, y ya se tienen datos sobre la reducción del rendimiento de los cultivos después de cinco años consecutivos de realizar esta práctica.

Afirmó que en el ambiente también repercute porque la calidad del aire disminuye y los seres humanos se ven envueltos en enfermedades como las alergias que le quitan calidad a su forma de vida.

Personal de Cimmyt hizo una demostración de los problemas derivados de la quema de gavilla, en los terrenos experimentales.

Los permisos que se le conceden a este organismo para incinerar la paja son solamente con fines científicos, indicó, pero se hacen quemas controladas.

Mediante sistemas como la agricultura de conservación se puede evitar la quema de la paja, incluso sembrar con nueva maquinaria multicultivos que permiten establecer otra siembra sobre la gavilla, destacó.