Las declaraciones del diputado Rogelio Díaz Brown sobre la estrategia gubernamental para cambiarle el nombre al acueducto Novillo por Independencia, son objetivas y evidentes para quienes siguen este conflicto, pero queda claro que sólo son un decir más de los muchos que escuchamos desde hace varias semanas.
Declaraciones van y vienen, son el pan de cada día, pero lo cierto es que no se ve ningún avance del movimiento ciudadano.
Han realizado tres marchas masivas, una con sartenes y varias reuniones, conferencias de prensa y actos públicos diversos, pero sólo han logrado que el Gobierno del Estado compre agua a quien necesita más el dinero que las tierras y de paso le cambia el nombre al proyecto.
Lo único que ha quedado claro en las últimas semanas es que el Gobierno del Estado no tiene interés alguno en cambiar su línea de trabajo por más marchas que le hagan, mientras que el movimiento opositor continúa en una lucha que no termina de dar un verdadero fruto, y menos ahora que ya se puso fecha para iniciar con el acueducto del Novillo o Independencia.
Queda claro que el juego de palabras del Gobierno del Estado está a peso el puño, y que no termina de convencer a todos, pero también es bastante obvio que conforme avanza el tiempo, el objetivo original y la credibilidad del Movimiento Ciudadano se ve opacado por conflictos internos provocado por quienes toda su vida no han querido otra cosa más que figurar.
Al final de cuentas los dos (Movimiento y Gobierno) afirman seguir avanzando, y más fuertes que nunca, pero ninguno de los dos termina por convencer y mantienen dividida a la sociedad.