Los cajemenses que nacieron en la década de los cincuenta o antes aún recuerdan el sabor de refrescos como el Delaware Punch, los Jarritos, Mister Q, Lucerito y otras marcas que aún siguen en el mercado –algunas, no todas- pero que no conservan el sabor de antaño.
Tal vez no sea la preparación ni los ingredientes del refresco lo que ha cambiado, sino los consumidores. Si nadie se baña dos veces en el mismo río, porque cambia el río y el que se baña, dijo Heráclito, es lógico entonces que nadie beba dos veces la misma agua ni el mismo refresco.
Pero más allá de la filosofía chafa de este domingo, lo interesante en este caso es recordar las marcas de los refrescos de una época en la que se podía uno beber todas las sodas que quisiera sin temor a engordar ni a la caries.
Como un homenaje a esa época, presentamos hoy el edificio de la Embotelladora Modelo, donde se producían esos refrescos. La empresa propiedad de la familai Inukai estaba en la esquina de Puebla y 200.
Adjuntamos un diseño publicitario de aquellos años cuando la vida y el mundo parecían más sencillos.
|