Cirilo A. Zavala llegó a esta ciudad en la década de los treinta para emplearse como técnico en tornos, un oficio que él había aprendido en su natal Sinaloa.

Los viejos cajemenses lo recordaban como un hombre muy trabajador e ingenioso, con un talento especial para la mecánica. Su primera actividad aquí fue la perforación de pozos para uso agrícola y doméstico.

Después trabajó en un taller localizado en la esquina de Coahuila y No Reelección.

Pero donde mejor lo ubica la memoria de quienes fueron sus contemporáneos es en el taller que Zavala instaló en la calle Sinaloa, entre Guerrero y No Reelección, a unos metros del solar que hoy ocupan las oficinas de Teléfonos de México.

En ese lugar daba servicios de soldadura autógena y reparación de baterías de automóvil.

Se aplicó tanto en esta labor que no sólo reparaba las de sus clientes, también reciclaba y fabricaba las propias y las vendía con la marca CAZ (sus iniciales).

En la “Retrospectiva” de hoy presentamos la fachada general de su negocio en la calle Sinaloa. Aquí aparece él acompañado de otro hombre, seguramente un empleado suyo.

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Taller de Cirilo Zavala en la calle Sinaloa, entre Guerrero y No Reelección, hace cincuenta años aproximadamente.