Con un ¡ya basta! a los agricultores que contaminan el ambiente, degradan los suelos y enferman a la población con la quema de gavilla, se pedirá legislar sobre la prohibición definitiva de esta práctica.
Durante la sesión del Consejo Estatal de Medio Ambiente de Semarnat, presidida por Rodolfo Flores Hurtado, delegado federal en Sonora, se indicó que no hay ninguna razón técnica ni social que autorice la incineración de los esquilmos.
No hay por qué tener consideración de los agricultores que quemen la gavilla y si reinciden en esa práctica se debe sancionarlos incluso con cárcel, estableció el diputado César Augusto Marcor.
Aunque se cuenta con un reglamento de ecología a nivel municipal, la ambigüedad en que cae la Norma Oficial Mexicana 015, creada sólo para la alta sierra del país y para usos forestales, permite que los productores sigan con este daño al ecosistema, se indicó.
Durante más de cinco décadas la quema de estos esquilmos ha provocado ya la degradación de los suelos, de tal manera que cada vez se necesitan más fertilizante para hacerlos producir y de esos productos químicos la planta sólo aprovecha una mínima parte, dijo Vicente Lee Rodríguez.
El experto coincidió con el investigador Juan Manuel Cortés Jiménez, del Inifap, en que debido a las altas temperaturas a que se llega con las quemas, la materia orgánica de la tierra se acabó y por lo tanto la productividad de los cultivos es menor cada ciclo.
Ambientalmente ya es tarde para actuar, se dijo, pero ahora deben aplicarse las leyes, por lo cual se emitirá una recomendación al Consejo Nacional para la adecuación de la norma 051, aunque antes se hablará con los agricultores regionales y en el estado se harán las leyes correspondientes.
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Cajeme hará unas 150 viviendas con paja de trigo para las familias más vulnerables, de modo que sea su aportación a la propuesta de detener ya la quema de ese esquilmo.