En medio de sospechas de incendio provocado, comenzó el derrumbe de la distribuidora Chapa que el pasado 16 de junio se quemó a espaldas de la plaza Goya.

Aunque de vez en vez los restos de las cenizas se vuelven a prender, maquinaria de todo tipo y trabajadores retiran la basura y los retorcidos fierros que quedaron de la empresa.

Según el dictamen emitido por la Unidad Municipal de Protección Civil, remitido al agente del Ministerio Público que lleva el caso, “no hubo ninguna condición natural para que se produjera un incendio”.

Se descarta en ese documento que no fue a causa de los rayos solares en algún cristal o por la intensidad del calor que se produjo el incendio a eso de las 13:00 horas de ese día.

Y tampoco, según se indicó, hubo fallas o cortocircuitos eléctricos que hubieran provocado chispas para iniciar el fuego.

En un espacio común entre la empresa afectada y las Bodegas Aurrerá, este último negocio tenía poco más de una tonelada de cartón acumulado, se indicó, así como tarimas de hule y madera.

Es posible que en ese cartón haya iniciado la conflagración con algún cerillo o colilla de cigarro, se dijo, pero será el agente del Ministerio Público el que determine finalmente las causas en base a las evidencias presentadas.

Personal que laboraba este miércoles en el lugar expresó que Chapa Distribuciones al parecer estaba asegurada con una prima menor a las pérdidas por el incendio.

Es posible que en los próximos días se cuente con un proyecto de reconstrucción de la empresa, pero ahora con mejores medidas de seguridad ya que son tres ocasiones en que el fuego la ha afectado.