Es urgente eliminar de la práctica oficial las soluciones a la inseguridad pública que sólo se toman en función de lo electoral, manifestó el abogado Carlos Amaya Guillén.
En un escrito, el profesionista declaró que la clase política sólo “impulsa iniciativas que ofrecen réditos electorales inmediatos y por ende con una notable despreocupación de análisis en la prevención de la delincuencia, ya que el objetivo, es cada vez, con mayor frecuencia, calmar las inquietudes sociales antes que lograr éxitos en el control de la criminalidad”.
Es necesario, puntualizó, que verdaderos expertos y no los miembros de partidos políticos estudien a fondo el fenómeno criminal y realicen profundas modificaciones en el ejercicio del control social.
“En suma, debemos sacar a la política criminal del coyunturalismo, populismo en el que con tanta frecuencia se ve ahora inmersa ya que parte de la solución al problema de inseguridad es iniciar por una política criminal fuera de mezquinos intereses partidistas”, afirmó.
Aunque hay reformas jurídicas para combatir la delincuencia, aseguró, solamente se proponen más penas de cárcel, incluido el recorte de garantías procesales y en la eliminación o reducción de beneficios penitenciarios.
Se ha llegado al caso de imponer penas de prisión cuya efectiva duración permite calificarlas más bien de prisión perpetua, señaló.
O bien se crean nuevas figuras delictivas que duplican, extienden o se superponen a otras existentes o implican una función simplemente simbólica, estableció.
Y mientras tanto, consideró, se han agudizado los conflictos políticos y sociales y se emplea en forma partidista el derecho penal para intentar resolver de forma autoritaria problemas cuya solución exigen la adopción de decisiones fruto de compromisos entre los diferentes agentes sociales y políticos.
Se ha renunciado, comentó, a manejar de modo integral la delincuencia con sus causas y efectos, tomando en cuenta su aparición pero también su prevención mediante la neutralización de los factores psicosociales de riesgo, así como la desigualdad y exclusión social, que están en la base de la mayor parte de los comportamientos delictivos.