La vida no ha sido nada fácil para Alejandro Hernández Matus.
Cuando era un niño, su papá mató a su mamá y quedó huérfano, a la deriva. Así creció y ya adulto trabajó en el campo, donde la paga era poca y tuvo que emigrar a la ciudad, hace 27 años.
Aquí se instaló en una de las nacientes "colonias" del sur de la ciudad, áreas de tierra cultivable que en los años ochenta empezaron a poblarse de casuchas de lámina y cartón, sin servicios urbanos y en un entrono de desempleo, pobreza y violencia.
Desde entonces Alejandro vive aquí con sus 3 hijas, madres solteras, y cinco nietos. A sus 73 añosde edad el tiempo le cobra factura, tiene problemas con la vista y dificultades para caminar.
Este miércoles Alejandro tuvo por fin una buena: Le tocó una de las casas que el Ayuntamiento de Cajeme regala a gente humilde a través del programa Vida Digna.
Es una casa modesta, de bloques de concreto, piso encementado, baño inglés, dos recámaras y una pequeña sala comedor.
Parece poco, pero es demasiado para una familia que urante tantos años ha vivido en una casa de cartón, es decir, un cuarto largo donde están hacinados colchones, viejas sillas y un refrigerador viejo.
Hoy Alejandro no sólo tiene casa nueva y de concreto. Además tiene muebles nuevos, donados por algunos medios de comunicación que se unieron a Vida Digna.
Y todos, Alejandro, el alcalde Manuel Barro y su esposa, además de representantes de los medios donadores, se tomaron la foto que testimonia esta buena acción.
"Ahora podremos dormir tranquilos tras saber que la familia Hernández tiene una buena casa", dijo el Alcalde.