El ecosistema más importante
Jorge A. Lizárraga Rocha
Lunes 23 de Agosto de 2010

Desde hacía días andaba buscando algo sobre qué escribir, pero la mera verdad han estado tan negativas las noticias que circulan diariamente en todos los medios de comunicación: televisión, radio, periódicos, correos de internet, mesas de café, reuniones informales, etc. que se me había bajado la guardia y me dejé agüitar por un ambiente negativo, repito.

Pero he aquí que en una plática entre amigos, salió el tema de que nada de lo que viene de afuera te debe herir, que lo que realmente hiere es lo que sale de uno, pues como que me cayó el veinte y decidí expresar mi punto de vista sobre el ecosistema más importante que tenemos: la familia.

Me voy a poner tantito técnico, pero no mucho, un ecosistema es el lugar en el cual se establecen las relaciones entre los seres vivos y su entorno inerte, o sea los recursos naturales que no tienen vida. Estas relaciones son principalmente en la forma de flujos de energía, entre seres vivos a seres vivos y entre seres vivos y medio inerte.

Así, en un estanque y sus alrededores, por ejemplo, la energía se da de los componentes no vivos del medio, como son el agua, el lodo, la interfase entre agua, aire y suelo húmedo. Conjugando estos elementos con la parte viva, como son células, plancton, fitoplancton, zooplancton, etc. se evoluciona hasta contar con hierbas, plantas más en forma, animales microscópicos y otros animales que van creciendo en tamaño y complejidad hasta convertirse en forma de peces, roedores, primates y a la larga en seres humanos que podemos y debemos utilizar esos recursos para nuestra supervivencia.

Todo esto ha sido posible a través de millones de años en cuanto a la evolución de los componentes de este sistema ecológico.

En cuanto al ser humano como tal, se supone que apenas llevamos unos 20,000 años gozando de este medio tal y como lo conocemos. Hemos evolucionado como seres humanos, sociales y dependientes unos de otros hasta llegar a formar el ecosistema más importante (y lo digo por tercera ocasión contando el título): la familia.

Si nos vamos al diccionario Pequeño Larousse que desde hace tiempo inmemorial me ha ayudado a salir de muchas dudas, leemos que Familia se define como: “El padre, la madre y los hijos que viven bajo un mismo techo”. Ponen como sinónimo de familia: “Matrimonio, hogar, casa”. Claro que debe haber un número grandísimo de definiciones de familia, pero dejémoslo ahí por falta de espacio y tiempo.

Si tomamos como ejemplo a la familia mexicana promedio en su contexto histórico, vemos que ha sido dentro del contexto de “familia extendida”, es decir que desde los abuelos hasta los nietos, primos, hermanos, nos reconocemos como miembros de una sola familia; en días pasados en la televisión le dieron difusión a unas fiestas familiares en las que se reunieron hasta 400 miembros a celebrar juntos y conocerse, pues muchos de ellos nunca se habían visto. En lo personal nosotros tuvimos nuestros eventos similares, y “solamente” nos pudimos reunir 145 elementos de la familia Rocha, conocimos a Rochas que ni teníamos idea que existían, pero una vez hecho el contacto y desde entonces, seguimos en contacto reconociéndonos como parte de una sola familia.

En las últimas décadas se ha venido un embate en contra de la Institución Familiar por parte de grupos que quieren tener el control de los recursos económicos, así en algunas doctrinas “políticas” se habla de que para controlar a las masas es necesario destruir aquellos elementos que las unen, uno de ellos la familia, por lo que es de pensarse que están cumpliendo con su objetivo de una manera paulatina pero, desgraciadamente, eficaz.

Lo vemos en sociedades “avanzadas” sobre todo de las mal llamadas del “primer mundo” en donde la familia cada vez es más débil y sin injerencia sobre sus miembros; los padres vienen a ser solamente proveedores, pero no formadores de los valores de los hijos, los cuales a la primer oportunidad se salen de la casa familiar a “vivir su propia vida”, pudiendo convertirse en personas de gran valía o todo lo contrario.

Ahora vemos cómo en México, con tal de pasar a formar parte del “primer mundo” se ha dado una permisividad jurídica que permite la formación de “familias” con conveniencias puramente materiales, y con muy pocas conveniencias de valores para su conformación.

Estoy seguro de que si se hiciera un análisis a fondo de los personajes que han venido a perturbar la tranquilidad y funcionamiento de nuestro país, se encontraría que un alto porcentaje proceden de familias no muy bien conformadas en cuanto a la trasmisión de valores entre sus miembros.

Me pregunto si los promotores de la violencia con tal de conseguir dinero, que no se puede comer, valorar o aprovechar para lograr triunfos duraderos, tenían entre sus planes de infancia el llegar a los extremos que han llegado, o si éstos fueron inducidos por influencias externas.

Me pregunto si aquellos que se han criado o se criarán prácticamente solos, pues si su padre y madre, o madre soltera, o padre soltero les pudieron tener los cuidados para su formación como entes de la sociedad, o ésta se la dejaron, en el mejor de los casos, a sus profesores o profesoras, desconocidos hasta ese momento por ellos.

Me pregunto si en el futuro veremos cada vez más y más personas sin una identidad como miembros de una verdadera familia, o serán parte de una “familia artificial” con personas como ellos a los que no se les permitió la oportunidad de conocer a sus abuelos, tías, tíos, primos, hermanos, etc. Parientes en general.

Yo no sé, cómo hubiera sido mi vida sin el contacto con mi familia extendida, lo que sí sé es que no hubiera aprendido muchas cosas que les aprendí a mis parientes que viven a lo largo y ancho de nuestro querido México, pues han de saber que tenemos parientes en Baja California, Sinaloa, Chihuahua, Jalisco, D.F., Morelos, Michoacán, Sonora, Tamaulipas, Coahuila, Durango, Veracruz, y me atrevo a decir que prácticamente en todos los estados de la República Mexicana; así que cuando tengo la oportunidad de viajar, por lo general aprovecho para visitar a mis parientes.

Ojalá y todos pudiéramos tener la oportunidad de tener un ecosistema familiar extendido y no solamente el de dos o tres elementos, pues es de todos sabido que un ecosistema sin biodiversidad está condenado a la extinción.

 

 

 
 

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