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En la era del priato y cuando todo era miel sobre hojuelas para el sistema político mexicano y en la que no se movía la hoja de un árbol sin la voluntad de quien mandaba en los Pinos era muy común que en los corrillos políticos se especulase en torno al tema que, según los grillos de la época, habría de acaparar la mayor parte del informe presidencial. Que si la economía, que el agro y el reparto de tierras, la sucesión presidencial, el aspecto laboral, que esto y aquello, lo que usted quiera o mande pero, nunca de los nunca, el tema de la inseguridad fue invocado por jefe del ejecutivo alguno como seguramente tendrá que ser abordado ahora. De hecho, de acuerdo al espacio que se le dedicaba en el informe, de ese mismo tamaño aumentaban las posibilidades del secretario aludido y no se exagera si te digo que hubo algunos que amanecían escupiendo por un colmillo toda vez que quien dirigía el mensaje a la nación hacía un largo espacio para voltear en dirección a su butaca, como advirtiendo; “ No se hagan bolas, éste es el que sigue”. Claro, hubo también, las “ piñas” de cortesía que si bien no lo colocaban en la lista de los pretensos, si le aseguraban o bien un escaño en la próxima legislatura o le granjeaban una ansiada ratificada del cargo para los próximos tres años lo que en si representaba todo un logro político. La opinión pública y aquellos grillos de siete suelas que aseguraban tener olfato de catador de vinos de mesa, sabían de sobra que las referidas “piñas de cortesía”, generalmente recaían entre los titulares de la Reforma Agraria, de Economía, del Trabajo y aquellas otras dependencias que bien podían funcionar con o sin titular; para el caso era lo mismo, y lo mismo es ahora que ayer. Las reformas al campo siguen en las mismas, y a menos que le construyamos un segundo piso al valle ya no hay tierra por repartir, el estancamiento que muestra la economía es el mismo que treinta años atrás y salvo las maquiladoras, no hay otro rubro del qué echar mano para conseguir un trabajo; de ahí que el oficio de sicario y el lavado de dinero, sigan siendo la única alternativa para dejar de ser parte del cada vez más grueso cinturón de miseria que envuelve a la mayoría de los municipios y estados del país. Curiosamente, después del gobierno de Miguel Alemán, el hombre que inauguró la era del año de Hidalgo, ( chin chin el que deje algo ) a los presidentes les dio por satanizar a todo cuanto oliera a iniciativa privada y esto se agudizó en los tiempos de Echeverría y López Portillo, alcanzando la confrontación peligrosos matices dictatoriales a tal grado de que no faltaron aquellos que jugaron y hasta soñaron con la idea de un auto golpe de Estado que los perpetuara en el trono, por el bien de la nación .En el caso de Echeverría se dio el caso en que el ex secretario de gobernación con Díaz Ordaz, rompió lanzas por completo contra el capital, tachándolos de fascistas y opresores del pueblo. Para los que apuntan, es en el periodo de 1927 al 46, cuando se dan los dos primeros discursos más largos al momento de rendir un informe presidencial; estos corrieron a cargo de don Venustiano Carranza y el sonorense, don Plutarco Elías Calles, hombre que por cierto, llega al poder apoyado no por el partido que antecede al PRI, el PNR, sino por una coalición de siete partidos, siendo estos; El Partido Laborista Mexicano, el Nacional Agrarista, el del Proletariado Mexicano, la Asociación Nacional Progresista, el Radical Mexicano, el Partido del Progreso Cívico y el Partido de la Reforma Popular. Cuatro años atrás, Obregón había llegado a Palacio de Chapultepec ( residencia oficial de los presidentes, antes de los Pinos ) apoyado en los partidos, Partido Liberal Constitucionalista, el Partido Liberal Mexicano y el Partido Nacional Agrarista. Después de Carranza y Calles, Echeverría y López Portillo han sido quienes han pronunciado los discursos más largos a la hora de rendir su informe a la nación. A Pascual Ortiz Rubio le corresponde el hecho de sólo haber rendido tres informes presidenciales; le substituyó otro sonorense; el entonces secretario de Guerra y Marina, Abelardo L Rodríguez. A Fox y Felipe Calderón son a los presidentes que más se les ha ninguneado y cargan con la vergüenza popular de no haber rendido al menos uno de sus informes. En el caso de Fox, ni siquiera se le permitió el acceso al recinto parlamentario y correspondió al senador panista Rodolfo Dorador Pérez Gavilán recibir de manos de Fox el informe que habría de leer el de Guanajuato ante la representación popular. Fox y su comitiva dieron media vuelta luego del portazo recibido por los legisladores del PRD que habían tomado la tribuna del Congreso y enfiló con rumbo a los Pinos maldiciendo con tepocatas y víboras ponzoñosas a sus detractores. Un año después, Calderón habría de recibir la misma afrenta. En esa ocasión, el vicepresidente de la Cámara de Diputados, el panista Cristian Castaño Contreras recibió el documento que Calderón no pudo leer ante la ausencia de la entonces presidenta del Congreso, la perredista Ruth Zavaleta Salgado quien momentos antes de que el documento llegase a manos de los legisladores, abandonó el recinto. Y, ciertamente, como se advierte en las primeras líneas de estos apuntes, la nación entera estará atenta de querer saber qué sigue en lo que respecta a inseguridad si, como ya lo dijo días antes, el mismo Calderón, la violencia y el río de sangre seguirá corriendo por las calles de México. Finalmente, un dato curioso que podría molestar a quienes se ostentan o se vanaglorian cuando son señalados con el término de Sicarios. Este viene de la SICA, que quiere decir, daga, puñal y que por extensión se traduce como el hombre daga u hombre puñal; sin agras! 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