Una terapia aplicada en el IMSS le hizo recuperar la movilidad y la alegría de vivir después de años de fuertes dolores en sus extremidades.
La señora Faustina Barrón Valdez pensó que jamás volvería a abrazar a sus pequeñas nietas porque no podía ni siquiera levantar los brazos.
Poco a poco fue perdiendo la movilidad hasta que dejó de jugar lotería con sus amigas, un entretenimiento que había disfrutado por 27 años continuos.
Durante casi 10 años pensó que su problema no tenía solución… Hasta que llegó un día al área de Urgencias del Hospital General Regional No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con demasiado dolor en sus brazos, también consecuencia de otros malestares. Los médicos la turnaron a la Clínica del dolor y cuidados paliativos, del mismo hospital, para que recibiera atención especializada.
Ahí la atendió la doctora Patricia García Ramírez y su equipo de trabajo, que desde octubre comenzó a atender pacientes con algún dolor crónico o que fuese resultado natural de las quimio y radioterapias a las que son sometidos los pacientes oncológicos.
“No podía hacer prácticamente nada… no podía ni ponerme la ropa, ni ir al baño, no podía abrir ni una puerta. Me ayudaban mis nietas, mis hijas, quien estuviera ahí”, recuerda la señora Faustina Barrón, quien reside en Ciudad Obregón.
Ella llegó a la Clínica del dolor y cuidados paliativos a finales del año pasado y debido al dolor que sentía, la doctora García Ramírez decidió aplicarle un bloqueo terapéutico, que según la señora Faustina, de 63 años de edad, le redujo el dolor en un 50%. Eso le dio la oportunidad de comenzar a mover los dedos y ejercitar el resto de los músculos poco a poco, hasta llegar al hombro.
La derechohabiente del IMSS se preocupaba también porque sufría de un problema en la columna, que se juntaba con la osteoporosis: ahora, después de un segundo bloqueo que le realizaron en la Clínica, no le duele ni la columna ni los brazos ni las manos. Y sobre todo, puede subirse por sí misma a los camiones y abrazar a sus nietas, quienes le ayudaron en esos momentos en que no podía realizar muchas actividades cotidianas, porque sus extremidades no le respondían.
“Yo siempre les he dicho que estoy muy agradecida con el Seguro porque siempre me han atendido. A veces hay casos más importantes, yo creo, y por eso lo dejan a uno sentado ahí un poco más de tiempo, pero eso es lo de menos, yo ahorita estoy feliz por mi recuperación”, agregó.
La señora Faustina explica que su esposo José Luis Aldama Muñoz también fue atendido por el Seguro Social debido a un tumor en el riñón, que le fue atendido de manera multidisciplinaria, incluyendo los cuidados paliativos que se ofrecen en la Clínica, que ha atendido más de 4 mil consultas desde octubre del año pasado.
“No podía levantarse de la cama, no podía caminar, no podía hacer una vida normal por el dolor muy fuerte, muy intenso. Él es muy fuerte, se sentía muy bien y cuando se enfermó no se podía ni levantar; lo llevaron a urgencias y lo vio la doctora y también le siguió dando tratamiento”, recuerda su esposa.
Ahora don José Luis camina tres kilómetros diarios, algo que Faustina le dice no creer, sobre todo por la situación tan difícil que padeció por el tumor en su riñón.
“Yo pienso que él sufría más, porque yo al menos caminaba, me agarraba los brazos y había veces que me podía levantar; pero a él se le notaba mucho más el dolor, se le notaba más que a mí, y ahorita está muy bien”.
Ahora la señora Faustina ha comenzado a visitar lugares que antes frecuentaba, y ha iniciado con las visitas que frecuentaba, y que ahora, asombrados le exclaman su gusto porque esté bien. Y claro, en poco tiempo, volverá a jugar lotería con sus amigas, como lo hizo por 27 años.