Aunque el nacimiento de un hijo es motivo de alegría, también es natural que surjan miedos sobre el desarrollo del embarazo, el momento del parto o el cambio de vida que implica tener un bebé.
Para el doctor Salomón Sabag Ruiz, ginecólogo del hospital “Adolfo López Mateos”, de Isssteson, no sirve de nada reservarse esos temores o tratar de huir del miedo negándolo o fingiendo que no se tiene.
“Hacerle frente es la mejor forma de manejarlo. Hay que preguntarse a qué se teme y consultar cualquier duda con el ginecólogo o con la instructora del curso psicoprofiláctico, si es que se está en uno, e incluso buscar información de mano de profesionales que den confianza y seguridad”, recomendó.
Y es que, citó, en poco tiempo el cuerpo de una embarazada se modifica de una manera considerable.
El vientre y el pecho aumentan de tamaño, la curvatura lumbral desaparece, el corazón, los pulmones y otros muchos órganos internos se desplazan a medida que el feto crece, dijo.
Incluso el sueño se trastoca por esas incomodidades que acaban haciendo mella en el ánimo de la madre, manifestó, y todos estos cambios generan molestias y dolores con los que hay que vivir diariamente.
Los malestares desaparecerán cuando nazca el bebé, afirmó, pero hasta que eso ocurra, la mejor receta es tratar de ver la situación con perspectiva, bajar el ritmo de actividad, dormir cuando el cuerpo lo pida y practicar ejercicio físico moderado hacer estiramientos o a acudir a clases de yoga prenatal.
“Son circunstancias nuevas que, hasta cierto punto, escapan al control de la madre”, enfatizó.
Es el mejor momento de apoyarse en la familia, en los amigos, en la gente de confianza y de fortalecer el vínculo con la pareja, expuso, así como compartir los sentimientos.
Eso le ayudará al futuro padre a no tomarse los altibajos como un ataque personal y a involucrarse de manera activa en el trascurso del embarazo, precisó, además de que es importante buscar pequeños placeres que estimulen los diferentes sentidos, pues la felicidad alimenta la placenta.