Cobran vida los panteones
Francisco González Bolón
Viernes 08 de Octubre de 2010

A pleno medio día, los trabajadores de Servicios Públicos caen casi muertos de cansancio.

Mientras unos cortan la yerba otros barren, pero todos sudan la gota gorda.

Y están precisamente en el panteón del Carmen, el nuevo, al que le dan una “zarpa de tigre”, debido a la acumulación de maleza y basura.

Son los preparativos para los tradicionales días de festejos a los muertos, en noviembre.

Es una labor ruda, ardua, debido a una gran cantidad de maleza entre las tumbas, pero también mucha basura producto de la visita de los deudos a sus seres queridos ya idos.

Una vez más, la tradición de velar a los difuntos se acerca y los trabajadores municipales pagan las consecuencias, por lo que de vez en vez acuden al camión que traslada el agua fresca.

Enfrente del panteón, también trabajan a marchas forzadas los constructores de las lápidas para las tumbas.

Con granito gris o blanco, las bóvedas están listas para quienes las demanden, a un costo de seis mil pesos en adelante.

Este año, dicen los marmoleros, las ventas han estado bajas pero esperan que conforme se acerquen los días haya un poco más de solicitudes.

También las plantaciones de flores están casi listas para ser cortadas en unos días más. Por la calzada Francisco Villanueva Castelo se observa un terreno ya a punto de ser cosechado para la venta de las “mano pantera”.

En México, como se sabe, la muerte más que ser considerada una tragedia, como los antiguos pensaban, es un paso más y al morir el espíritu continúa viviendo en la tierra de los muertos en donde esperan hasta el día designado en que visitan de nuevo sus hogares.

Esa visita significa un momento de alegría, por lo cual sus deudos les preparan un altar y un banquete con todo aquello que le gustaba al ser querido que se adelantó en el camino.

 
 

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