QUITO, ECUADOR.- El ex presidente de México, Vicente Fox, pidió a la administración de Felipe Calderón no sentirse la mamá de Tarzán, que sean verdaderamente servidores de la sociedad y la ciudadanía y cerrar la lucha contra el narcotráfico.
"Yo pienso que hay que cerrar este tema y concentrarnos en los verdaderos caminos del desarrollo y eso no es más que el trabajo, el estudio, los gobiernos deben ser humildes, que no se sientan la mamá de Tarzán, dijo en entrevista con El Comercio de Ecuador.
En esa entrevista, el ex mandatario mexicano se pronunció por la despenalización la producción, distribución y venta de la droga.
"Lo que digo suena radical, pero en lugar de que este negocio esté en manos de criminales y de cárteles, que están hechos para hacer el mal, pasarlo a productores, distribuidores y vendedores regulados por el Estado, bajo un sistema fiscal que permita una enorme recaudación de recursos", señaló entre otros temas.
A continuación, la entrevista íntegra de El Comercio, realizada por Xavier Basantes.
¿Cuál es su primer pensamiento al estar en Ecuador?
Es muy grato estar en Ecuador. Lo primero que se me viene a la mente es liderazgo y economía con responsabilidad. Son dos elementos claves en el desarrollo de América Latina. Pero hoy vivimos momentos de regresión, donde se cuestiona a la economía de mercado, a la empresa, se cuestiona la única manera que existe de vencer la pobreza, que es generando riqueza. O se cuestiona la libertad y la misma democracia, con gobiernos autoritarios, con poderes dominantes, cuando la democracia nos enseña que necesitamos más y más sociedad, y ciudadanía y menos gobierno en lo posible. Esa es la fórmula ideal.
¿A qué tipo de transformación política se refiere?
La transformación política la vimos en Latinoamérica al final del siglo pasado y tristemente el siglo XX estuvo en manos de dictadores, de gobiernos autoritarios, populistas, demagogos. Por eso Latinoamérica quedó en gran rezago frente al mundo. Si nos preguntamos por el cambio, ya lo dimos en nuestros países: entrar de lleno a la democracia con libertad, a la economía de mercado con responsabilidad, a generar poderosas políticas sociales en educación, salud, vivienda y pobreza.
¿No obstante, el populismo persiste en América Latina?
Sí. Desgraciadamente después de ese cambio, donde toda América Latina avanzamos hacia la libertad, hay una regresión. Yo clasificaría a la región en tres situaciones. En la primera: países que avanzan con gran rapidez como Chile, Colombia y Perú. Aquellos que avanzan muy lentamente como México y otros países que van en franco retroceso, que están regresando a los viejos tiempos de la demagogia, del populismo; incluso de socialismo. He escuchado esto de socialismo del siglo XXI, y no se de dónde viene, no se con qué se come, no sé de qué se trata. Las naciones exitosas, a las que les va bien, tienen buenos niveles educativos, buenos ingresos, respetan al sector privado, promueven la libertad, la democracia, impulsan la inversión y trabajan entre el sector público y privado.
¿Los defensores del socialismo del siglo XXI, como los presidentes de Ecuador, Venezuela, Nicaragua, Bolivia... tratan de darle más protagonismo al Estado?
Debemos aprender de nuestras experiencias y si vemos las cifras, a América Latina nos fue muy mal en el siglo XX. Hoy vemos con envidia a la Unión Europea, a Asia, como han avanzado y es evidente que tuvimos un gran rezago y fue por gobiernos autoritarios que no crecimos. No formamos sociedades, no vivimos en libertad y, por tanto, no pensamos, sino que nos dejamos llevar por esos gobiernos autoritarios y eso se está repitiendo en el siglo XXI. Eso es un grave error que solo va a llevar a esas naciones al rezago. Mi mejor ejemplo es Cuba. Se quedó en el más absoluto rezago en Latinoamérica. Está probado que ese camino no funciona. Hoy Corea, por ejemplo, el 83% de sus jóvenes obtienen título universitario; en América Latina apenas el 22%. Entonces, dejémonos de ideologías; trabajemos en lo que le interesa a la sociedad: empleo, ingresos, educación de calidad, salud, en proteger el medioambiente, en impulsar el crecimiento, en recortar la pobreza: son elementos que ya no están en el cuadrante de las ideologías. Son cosas que nos demandan los ciudadanos y tenemos que hacerlo con rapidez.
En una entrevista en CNN, en octubre del 2007, con el lanzamiento de su libro La Revolución de la Esperanza, usted decía que Chávez, Correa y Morales mienten a la gente. ¿Tres años después piensa de la misma manera?
Efectivamente así es. Es un engaño decir que van a llevar a la prosperidad. La gravedad es utilizar ingresos extraordinarios del petróleo y regalarlos, en lugar de invertirlos en el aparato productivo, que da empleo. La gente no necesita dádivas sino empleo, para que tenga ingresos y dignamente compre lo que necesita. Entonces se está cambiando la manera de ver las cosas y, por tanto, pienso que es un verdadero engaño. Necesitamos todos despertar y saber que el crecimiento no es gratuito que depende del trabajo de todos, de los liderazgos con ética.
Bajo ese escenario, ¿cómo puede involucrarse el sector privado? ¿Existen condiciones complejas para invertir?
Efectivamente, eso debe llevarnos a un doble llamado. Primero al empresariado, su responsabilidad no solo es llevar bien su empresa, porque una empresa que no está en un ambiente de seguridad, de democracia, de libertad, no va a prosperar. Debemos utilizar nuestro talento y energía en el sector privado, para que la democracia se consolide y que el desarrollo venga de una economía de mercado con responsabilidad.
¿Y el sector público?
Hoy los gobiernos autoritarios están pasando de moda. La concentración de poder, la planeación centralizada, el acosamiento de la libertad de los medios no lleva a ningún lado. Más bien, yo diría al fracaso. La democracia es el balance del ejercicio del poder, entendiendo al Ejecutivo, Legislativo y Judicial, pero principalmente es dar a la sociedad el poder que tiene una democracia.
En Ecuador nos preocupa lo que sucede en su país por la violencia y el narcotráfico. La agencia Reforma de México destacaba una declaración suya: "Es un idealismo acabar con el narcotráfico en México". ¿Por qué?
No es solo preocupación de Ecuador sino de México. La situación es muy difícil y ante graves problemas, necesitamos grandes soluciones. No hemos podido acabar con el alcohol, el cigarrillo, la prostitución..., son asuntos que van de la mano con los derechos humanos y hemos intentado las prohibiciones, pero no han funcionado. Así que necesitamos soluciones creativas. Colombia no ha terminado con el consumo de drogas, no ha eliminado la violencia de los carteles, lo que ha logrado es estabilizar el problema. Yo he propuesto despenalizar, no solo el consumo -porque ya está despenalizado en México-, sino despenalizar la producción, distribución y venta de la droga.
Es una propuesta radical...
Lo que digo suena radical, pero en lugar de que este negocio esté en manos de criminales y de carteles, que están hechos para hacer el mal, pasarlo a productores, distribuidores y vendedores regulados por el Estado, bajo un sistema fiscal que permita una enorme recaudación de recursos.
¿Qué se ganaría con esto?
¿Qué logramos? Separar la violencia de la salud, porque el tema de salud es grave y podemos resolverlo como lo hacemos con el consumo del cigarrillo y alcohol.
Una propuesta para la legalización del proceso productivo de la droga es controversial. ¿Cómo aplicarlo?
Pero es que a mí me parece que al estar los ciudadanos demandando al Gobierno y al Estado que elimine la circulación de las drogas, que ponga un escudo protector a nuestros hijos para que no consuman drogas, es pedir algo imposible. Las drogas están en Madrid, en Washington, frente al Capitolio, están en cualquier estanquillo. Entonces está prohibido, pero ahí están; así que lo que necesitamos es separar el tema. En Holanda se despenalizó a todas las drogas y a toda la cadena productiva, y no ha subido de manera significativa el consumo de drogas. Así dejamos que la responsabilidad la asuma el ciudadano, que se dé cuenta el mal que le hace a su salud y que decida en libertad y responsablemente no consumir drogas. Y aquel que lo quiera hacer, que lo haga; así como quien decide tomar alcohol en exceso, dañándose su hígado, riñones, y si quiere suicidarse pues, qué más se puede hacer.
¿Mientras se buscan decisiones, como la que usted plantea -si fuera el caso-, en qué deben pensar países como Ecuador, Colombia o Perú donde existen conexiones con los carteles de México?
Así es. Se ha vuelto un tema internacional y aquí lo curioso es que el único que está metido en un problemón es México, con esta violencia inusitada que nos ha llegado y solo por estar en el medio de quienes producen las drogas abajo, en Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Perú, y quienes consumen la droga están allá arriba (EE.UU.) y México está en medio, sufriendo las consecuencias. Por eso tiene que ser una acción concertada y pensar qué soluciones tenemos a la mano. ¿Por qué EE.UU., muy contento y dándole instrucciones a México: paren la droga, no crucen la frontera, es mala para nuestros jóvenes? Y la pregunta: ¿Qué hace EE.UU. una vez que la droga cruza la frontera y la lleva hasta Washington, Chicago, Canadá..., pues son las bandas criminales de EE.UU. las que venden la droga, colecta el dinero y lo trae de regreso a México para sobornar a nuestros funcionarios y policías, quien lava ese dinero y lo convierte en legítimo son ellos; sin embargo, no reconocen eso y no hacen nada. Yo no he escuchado decir al presidente Obama: se acabó. No más droga para los jóvenes de los EE.UU. No podemos pasarnos la vida culpando los unos a otros, hay que buscar soluciones que funcionen para todos.
¿Qué deberían hacer los gobiernos involucrados en esa búsqueda de soluciones?
Primero hacer un debate público. Lo que hace EE.UU. en California; en noviembre se hace un referéndum para saber si aprueban o no el consumo de droga, la marihuana de manera particular. Hay que saber qué piensa la gente; todos deberíamos dar ese paso, sacar el tema a debatirlo y buscar soluciones. Además, formar clases medias ilustradas, educadas, con empleo; tener empresas, inversiones, desarrollo. Preguntarnos por qué tantos jóvenes se han sumado a esas filas criminales, porque vienen de un hogar quebrado, donde no hay familia, no hay amor, o lo hacen porque no tienen oportunidades de practicar deportes o porque no pueden ir a la universidad, por tantas razones. Busquemos cómo resolverlo; usar solo la fuerza contra la fuerza nos lleva a pagar precios extraordinarios por encima de lo que pudiéramos tener, si se aplicaran medidas más inteligentes.
Usted menciona a las familias quebradas, con hijos que consumen drogas, pero también son familias vinculadas con los problemas de la migración. Ese también es un problema para México y para nuestros países. Ahí está el ejemplo de la matanza en Tamaulipas. ¿Cómo tratar y resolver este otro problema?
Es curioso que hoy casi todo el mundo vemos la migración como un problema, cuando es una oportunidad muy valiosa que desgraciadamente los EE.UU. con miopía están sojuzgando de manera equivocada, están construyendo muros. Se les olvida que esa nación se construyó por los migrantes, casi nadie en EE.UU. puede negar que venga de una familia migrante. La migración es un activo poderoso, el migrante es una persona especial llena de ilusión, trabaja para superarse, son seres extraordinarios. Por otro lado, las naciones expulsoras como se les dice, las nuestras, en Centroamérica, México, Ecuador... tenemos que hacer un esfuerzo extraordinario para que estas gentes tengan oportunidades en sus países y si aún teniendo esas oportunidades desean salir afuera a buscar oportunidades, qué bueno que lo hagan. Tenemos una obligación muy grande con nuestra gente, pero ocupamos demasiado tiempo y energía en el tema de la seguridad y droga, y se nos olvida que la solución de fondo está en el desarrollo. No descuidemos lo más por lo menos.
¿El presidente mexicano Felipe Calderón está descuidando lo uno por privilegiar lo otro; es decir, la fuerza?
Cómo no puedes pedir lo otro si todos los días amaneces con información de más muertos, de más acciones de violencia, cómo se puede pensar constructivamente. Déjeme decir un axioma poderoso: los humanos desarrollamos nuestro máximo potencial, damos lo mejor, tenemos los mejores resultados, cuando actuamos en un ambiente de tranquilidad, de armonía, de estabilidad, de paz. Cuando no se tiene esto no funciona ni la empresa ni la persona ni la familia. Entonces, si yo pienso que hay que cerrar este tema y concentrarnos en los verdaderos caminos del desarrollo y eso no es más que el trabajo, el estudio, los gobiernos deben ser humildes, que no se sientan la mamá de Tarzán que sean verdaderamente servidores de la sociedad y la ciudadanía, gobiernos que reconozcan que la riqueza la genera el sector privado.
Pero en un entorno de violencia y narcotráfico, la corrupción está latente. ¿Cómo combatirla, cuando en la Policía, gobiernos locales, en las esferas oficiales, existen nexos con el narcotráfico?
Ante la corrupción se necesita una democracia participativa y fuerte, se necesita balance en el ejercicio del poder para detener la corrupción. Entre más se concentra el poder en el Ejecutivo, en una persona, en un Mesías, más corrupción se va a desarrollar.
¿Por qué?
Porque hay menos libertad de prensa, y nadie hace mejor tarea -para despertar al Gobierno que se queda dormido en todos sus males-, que una prensa libre, una prensa activa, una prensa crítica, una prensa que denuncie. Eso es importantísimo en una sociedad democrática, cuando no se tiene eso, la corrupción florece. La corrupción se alimenta de dinero y qué mejor caldo de cultivo que estos carteles que tienen millones y millones de dólares, que pueden llegar y decirle a un policía: oye, ¿cuánto estás ganando? Estoy ganando 5 000 pesos al mes. Y le dicen: aquí están USD 5 000 y tranquilo. Y si no, le dicen: tranquilo sabemos que tienes tres hijos y si no colaboras tendrás problemas. El dinero es el motor de la corrupción y hay que cortar el acceso del dinero a los carteles de la droga.
Si a las incidencias del narcotráfico le sumamos el TLC que suscribió México con EE.UU., el virus AH1N1, el crack financiero del 2008 y 2009, ¿cómo está ahora la economía mexicana?
Tú pones todo esto junto y efectivamente México está en este problema, pero como dijo Churchill regresaremos. Entre el 2003 y 2004, la economía era 20% más grande que la economía brasileña. Ahora Brasil creció y es 20% más grande que la mexicana. México regresará y lo hará con fuerza. Sus instituciones están sanas, su democracia está sólida y por tanto volveremos a la senda del éxito.
¿En cuánto tiempo?
Eso va a suceder rápido, tiene que regresar a esos equilibrios. Repito, nunca vamos a acabar el consumo de drogas como nadie ha acabado en el mundo, nunca vamos a acabar con los que distribuyen y forman carteles que llevan la droga, nadie lo ha logrado y por tanto lo que necesitamos es restaurar los equilibrios.