El proyecto de remodelación de la Laguna contempla objetivos interesantes como la instalación de infraestructura para hacerla más atractiva, pero nadie esperaba que el espejo de agua fuera reducido ni la modificación de las áreas de vendimia, lo que ha provocado recelos y rechazos.
A eso se sumó en las últimas semanas del año la controversia desatada por el anuncio que hizo el alcalde Manuel Barro sobre la conveniencia de permitir la venta de bebidas alcohólicas en los restaurantes que se instalarán donde hoy está el área de cocos.