Cd. de México.- A mediados de los años ochenta, cuando fue detenido el narco Rafael Caro Quintero, los familiares de su pareja, Sara Cossío, se adelantaron a decir que la muchacha vivía "secuestrada" por el presunto asesino de un agente norteamericano.
Pese a que Sara había sido vista antes en compañía de Caro y mostrando siempre un semblante de felicidad, quizá derivado del poder y el dinero que compartía con su novio, aún así la familia de Sara insistió en la versión del secuestro que por supuesto nadie les creyó.
Desde entonces varias mujeres de belleza singular han sido reconocidas como parejas de afamados narcotraficantes y junto a ellos han sido detenidos, aunque una y otra vez alegan inocencia al afirmar que no sabían a qué se dedicaba el novio.
Este tipo de mujeres son conocidas como "buchonas de altura", es decir, chicas bonitas que venden sus encantos en el mundo del narcotráfico a cambio de dinero y drogas. Son de altura porque acompañan a los capos de medio y alto nivel.
El caso más reciente es el de la colombiana Juliana Sossa Toro, quien fue detenida hace apenas unos días junto a su novio José Jorge Balderas Garza “El JJ”, presunto agresor del futbolista Salvador Cabañas.
De belleza extraordinaria, esta joven colombiana mostró en su rostro la angustia y el llanto de quien teme ser condenada a varios años de cárcel por delitos como encubrimiento y asociación delictiva.
Como todas las chicas de su medio, Juliana gozó del dinero, el poder y los caprichos que le concedía El JJ. Fue tal vez indiferente a los crímenes y daños sociales que se generaban a su alrededor mientras convivía con un sujeto criminal.
Tanta debe haber sido su confianza en la impunidad que gozaba su pareja, que de manera ingenua ella publicó en Facebook el domicilio donde vivía con él, una residencia de las Lomas de Chapultepec. Y allí les cayeron.
Juliana en su página de Facebook había escrito “Tienes que llegar, a donde nadie más lo hará”. Una frase ad hoc para una chica ambiciosa y sin límites morales que está dispuesta a hacer lo que sea necesario para cumplir sus objetvos personales.
Tiene un pasado brillante como estudiante universitaria que aprendió a hablar varios idiomas y fue electa como Miss Antioquía, una provincia de Colombia donde lo que abundan son mujeres bellas.
Hoy Julianna, una buchona de altura, está en la antesala de lo que podría ser una pena de cárcel por varios años.
Su vida es un ejemplo negativo de lo que puede suceder a muchas chicas bellas y ambiciosa que venden su alma al diablo por un poco de dinero, droga y paseos en lujosas camionetas.