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Los cajemenses vivimos ayer una agria jornada propia para crear el escenario que ni Truman Capote habría imaginado para escribir la segunda parte de su novela, sin ficción, A Sangre Fría. La diferencia en este momento es que en los tiempos en que Capote escribió la novela que le dio inmortalidad y en lo que menos hubo fue ciencia ficción es que en esta ocasión la ciencia ficción la generó el mismo espectador, impulsado, naturalmente por la fuerte psicosis que aun se mantiene en el ambiente y que se origina a partir del doble asesinato cometido ayer por la mañana, en las calles de la Colonia Libertad. Por desgracia, una vez más, el crimen sigue matando a nuestros jóvenes si, como vemos, los acribillados que viajaban en una camioneta tipo Caravan, no llegaban a los treinta años de edad. Otra gran diferencia entre la novela de Capote y los hechos de ayer es que en este caso seguramente sí hubo motivos para perpetrar el ataque a plena luz del día y aun cuando, presumiblemente, todas las fuerzas del orden se encuentran en alerta máxima, una alerta que, por desgracia, solamente la vemos accionada una vez que han ocurrido los hechos y se tenga que lamentar la pérdida de más vidas humanas. Una alerta que, las más de las veces, además de que la vemos a destiempo, la constatamos desperdiciada quemando pólvora en infiernitos que no pasan de ser un simple borrachazo o un trasnochado cajemense que al calor de los copas quiso olvidar aunque sea de momento, la dura crisis de inseguridad que nos aqueja y contra la que no encontramos el menor bálsamo. Las dos muertes ocurridas la mediodía de este jueves y la enorme psicosis que recorrió las calles de Cajeme e hizo que buena parte de la población entrara en crisis no son otra cosa que la falta de resultados en los llamados operativos conjuntos en los que nada más falta que invoquemos a los héroes del momento; el hombre araña y el chapulín colorado. El doctor chapatín ya hace mucho que anda en acción, pero igual, sin resultados en el frente. El imaginario colectivo de ayer no tuvo empacho en colocar dos narco mantas a la entrada norte de Cajeme, a la altura de la hermana república de Esperanza en la que se advertía de posibles ataques al comercio; de que manos criminales habrían atacado las instalaciones de la escuela secundaria federal, número uno, pero para desánimo de los educandos del lugar, ni hubo tal ataque, ni nadie salió herido y todos los prefectos de la escuela siguen tan campantes en sus puestos sin que ni uno solo de estos haya sido secuestrado. La escuela sigue en pie al igual que el resto de las primarias en donde también se habrían anunciado supuestos ataques.
FIERRITOS EN LA LUMBRE Por lo pronto y a falta de una mejor respuesta e intervención de las autoridades, ayer salió al quite el secretario general de gobierno, Héctor Larios para decirnos que el gobierno del estado se compromete ( por ésta ) a garantizarnos la paz a los cajemenses. Ahora solo falta que le crean el chofer de la unidad de OMAPASC que salió vivo de ésta de puro milagro y vive para contarla y aquellas otras familias que han sido víctimas de la violencia que se ha desatado en Cajeme y sus alrededores. El empleado de la paramunicipal fue alcanzado por las balas de los sicarios que empezaron la persecución de sus víctimas en las calles 300 y Ramón Guzmán y en la que por fortuna, solo hubo daños materiales que lamentar. Aquí en casa el alcalde Manolo Barro también se hizo presente a través de un mensaje difundido a la ciudadanía, sobre todo a los padres de familia. Lo dicho comendador; la operación limpieza sigue su marcha. Y di que te lo dijo un loco. Sugerencias y comentarios; premiereditores@hotmail.com |
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