La Revolución de los Ninis
Jesús Noriega
Jueves 17 de Febrero de 2011

La rebelión que nació en el porche

Pareciera que los medios se esforzaran por escondernos que los estremecimientos a las dictaduras de Túnez y Egipto surgieron a partir de la modesta inmolación de un “nini” tunecino al que el gobierno impidió la venta de frutas y verduras en su garaje.

Incapaz de encontrar otro medio de subsistencia, un joven tunecino desempleado empezó a vender productos hortícolas en el porche de su casa. Un día llegaron los inspectores del gobierno que le prohibieron la vendimia y cerraron su negocio.

Desesperado, aquel muchacho se inmoló frente a su mujer e hijo y acusó al gobierno de negarle las oportunidades de trabajo que sus propias políticas públicas eran incapaces de ofrecerle.

Surgieron frente a su casa las primeras muestras del descontento. Las fuerzas del las encabezaron y sostuvieron otros jóvenes que tomaron las calles, el barrio, la colonia, la ciudad.

La pobreza, desigualdad y desempleo. El internet, las redes sociales, alimentaron el descontento y desembocaron hace semanas en el derrocamiento de Ben Hali en Túnez.

Hace unos cuantos días el fenómeno se repitió y 42 millones de jóvenes desempleados tumbaron al dictador de Egipto Hosni Mubarak, que llevaba treinta años en el poder.

En ambos países los jóvenes ganaron las plazas por asalto hasta imponerse. La fuerza de la sociedad enlazó a los jóvenes escarmentados sin esperanza y generó los movimientos arrasadores, sin reversa.

Los “ninis” sufren desempleo y desahucio y un día dan el paso. No hay dictador ni dictadura que resista el empuje de la sociedad determinada. Y La advertencia vale para Túnez, Egipto, Siria, Arabia Saudita, Libia, México, Cuba o Yemen.

Es aviso inevitable para todo mundo: cuando el pueblo –los jóvenes en este caso- quiere, los gobernantes autoritarios deben obedecer o deben irse.

Las de Túnez y Egipto fueron revoluciones relámpago. La Re(d)volución de 18 días encontró en medios alternativos, en el Facebook, en las redes sociales, el fértil camino que procreó primero la revuelta popular, y luego, el vertiginoso sacudimiento a las estructuras autoritarias.

Muchas plazas Tahir (“de La Liberación”) esperan las pisadas del descontento que nacen del desempleo y desesperanza. Justamente el grito de resentimiento atornillado en las gargantas de los “ninis”.

Aunque los medios a veces escondan las explicaciones… No olvidemos que vivimos tiempos de precauciones y de que en México se asienta una sociedad viva, orgullosa de su tradición…

¡AGUAS! Con los “ninis”.

 
 

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