Tenemos en nuestro entorno una serie de cosas que debemos de mantener con nosotros, ese es el sustento de una vida de verdadera felicidad; en las últimas semanas he y hemos estado en contacto con ellas grupos de amigos, familiares y gente desconocida que validan este argumento.
Permítanme mencionar y describir algunas de las cosas que debemos de conservar, claro que esta es una lista limitadísima, pues se refieren a aspectos personales vividos en estas semanas, pero en realidad son muchísimas más las cosas que nos causan una verdadera felicidad.
• Esperar el viernes 4 en la tarde-noche durante dos horas en la Miguel Alemán y Náinari para vitorear al club de beisbol Yaquis de Obregón por ser campeones del Caribe en esta temporada. Aunque fue menos de un minuto que pudimos ver el camión adonde iban los jugadores, la convivencia con grupos de personas desconocidas, y algunas conocidas que nos reencontramos después de mucho tiempo, valió la pena. Esos momentos hay que conservarlos pues no se dan cada año, aunque esperemos que para el año próximo lo podamos repetir.
• El poder ir al campo en sábado a tomarnos una taza de café, en esa ocasión acompañada por unas gorditas de una doña, con coricos de El Pueblito, y con buenos amigos para poder platicar en el momento del desayuno, debajo de un guamúchil y observando la naturaleza tan pródiga que tenemos en esta parte del planeta por el rumbo de Los Hornos. Esto lo podemos hacer prácticamente cualquiera de nosotros, es cosa de que nos decidamos y créanme que el costo en dinero es mínimo, pues de cualquier manera tenemos que desayunar aunque por lo general enclaustrados en un lugar cerrado.
• Claro que durante el desayuno se pueden tener pláticas de temas sustanciales, como el de ¿Qué haríamos si nos ganamos el Melate? Soñar no cuesta nada; sin embargo, después de varios minutos llegamos a la conclusión de que sería difícil o casi imposible que clasemedieros como nosotros pudiéramos justificar que de la noche a la mañana contemos con varios millones de pesos, y hasta sería peligroso contar con tanto dinero, así que decidimos mejor esperar hasta que uno de nosotros se lo gane y si es posible establezca la mejor manera de lidiar con una situación extrema de convertirse en millonario en dinero. Mientras tanto debemos conservar nuestra situación tranquila de clasemedieros con las tribulaciones propias de nuestro estatus y ser millonarios en tranquilidad.
• El contacto con la familia es algo que siempre debemos conservar. La visita de nuestros hijos a festejar el cumpleaños de su mamá nos dio la oportunidad de volver a tratarlos como los niños de 5 años que cuidamos y vimos crecer, muy a nuestro pesar; y que ahora que pasan de los 30 años siguen siendo para nosotros los mismos. Disfrutar indirectamente sus encuentros con sus amigos de la infancia y que siguen en contacto a pesar de la distancia y gracias a un buen uso de la internet para no separarse demasiado.
• Los festejos cumpleañeros, recibiendo visitas de amigos que quieren compartir con la cumpleañera aunque sea unos momentos, olvidándose de los avatares del trabajo y otras ocupaciones que les llevan la mayor parte de su tiempo. Conservando ese tipo de tradiciones seguiremos siendo ricos en bendiciones.
• Disfrutar del trabajo que realizamos, bendita fuente de entradas para satisfacer nuestras necesidades económicas, que si las sabemos limitar (las necesidades) el dinero que recibamos sí nos va a alcanzar para lo básico. Conservando el trabajo y administrando bien las entradas y necesidades es una buena forma de tener una vida sana en todos los aspectos.
• Para pagar la “deuda” de haber sacado el monito en la Rosca de Reyes, de una manera defasada nos reunimos 14 parejas, fueron tres horas de convivencia sana y relajada; lo mejor es que entre todos distribuimos los gastos de la reunión y los tres afortunados ganadores del monito solamente tuvimos que organizar el convivio. Durante las pláticas en que participé un buen amigo mencionó algo así como “qué bonito nuestro entorno en Ciudad Obregón, debemos hacer lo posible por conservarlo así, no en cualquier parte se goza de tanta tranquilidad”, de ahí la razón de este escrito. Tienes razón Jaime, debemos de conservar la tranquilidad de nuestra ciudad, reunirnos con nuestros amigos con ánimo optimista y trabajar en grupo en aquellos proyectos que puedan reafirmar los valores en nuestra sociedad.
• El jueves 17 escuché uno de los sonidos más agradables que puede haber en este mundo: la risa de los niños; estando trabajando en la oficina de repente escuché unos gritos de niños y al asomarme por la ventana para ver la razón de esos gritos, que después se acompañaron de risas, disfruté de verlos jugando en la calle con una despreocupación que me recordó cuando nosotros lo hacíamos en nuestra infancia y sentí una sana envidia de no poder hacerlo con tanta facilidad como ellos. Conservemos la risa de los niños dándoles un entorno propicio, y procuremos nosotros reír más junto con ellos o por nuestro lado, pero reír con ganas.
Finalmente, en lo que a mí respecta, quisiera invitar a los lectores de este escrito que llegaron hasta esta parte, a que identifiquen las cosas que debemos conservar para subir nuestra calidad de vida durante el tiempo en que deambulemos por este bello planeta, olvidarnos en lo posible de la problemática tan complicada que algunos tenemos (y no hacerla más complicada con una actitud pesimista) y disfrutar de aquellas cosillas que no cuestan dinero, pero que nos dan satisfacciones imborrables y que podemos compartir con los demás. Hay muchas cosas bonitas para disfrutar, solamente debemos saber identificarlas y conservarlas cercanas a nosotros.
Jorge A. Lizárraga Rocha