Mientras la Secretaría de Desarrollo Urbano ya tiene lista una nueva propuesta para el proyecto de modernización del área de los coqueros en la Laguna del Náinari, éstos todavía no acuden a las cajas de Tesorería a pagar los 162 mil 225 pesos que adeudan al municipio por concepto de permiso para puesto semifijo.
Desde 2006 a febrero del 2008, de 37 coqueros registrados, solo cuatro se mantienen al corriente en sus pagos, en tanto que el resto, el que menos debe son dos meses, pero hay otro que está atrasado hasta con 5 años.
Los casos más sintomáticos son el negocio denominado K10, propiedad de Arturo Martínez Macías que debe a las arcas municipales 18 mil 900 pesos que representan 60 meses, e Isabel Zamora Escamilla,delpuesto El Chapo, que adeuda 36 meses, es decir, 11 mil 340 pesos.
Pero también hay ejemplos de comerciantes cumplidos que están al corriente: Griselda Pérez Durón del puesto Cantinflas, el negocio “Güero” de José Francisco Zayas Ochoa, Marcelino Romero Navarro que tiene “La Bajada” y Juan de Dios Pérez Serrano, cuyo puesto se denomina “Yahir”.
Si se toma en cuenta que por un permiso de puesto semifijo el Ayuntamiento de Cajeme cobra 315 mensuales y este monto se divide en el adeudo total, resulta que un grupo de 33 comerciantes suman 515 meses sin pagar y eso que para vender en el punto solo les cuesta por día 10 pesos con 35 centavos.
Sin solución a la vista
El 14 de febrero, funcionarios, regidores y los coqueros se reunieron en sala de Cabildo para discutir el proyecto de modernización de la Laguna, que derivó en programar una siguiente reunión con el alcalde Manuel Barro, donde participarían solo quienes estuvieran al corriente en sus pagos.
Pero las cosas se complicaron cuando los coqueros acudieron a personajes del PRI, como el regidor Armando Alcalá, el diputado Rogelio Díaz Brown y hasta manifestaron su inconformidad en la pasada gira del gobernador Guillermo Padrés, a quien le pidieron que interviniera, pero el mandatario estatal no se pronunció sobre el tema.
Con pancartas en mano, el grupo de coqueros también abordó al alcalde Manuel Barro para pedirle nuevamente que no fueran reubicados, sin embargo, el munícipe se mostró firme en su postura al responderles que “les va ir mejor con el nuevo proyecto, van a mejorar sus ventas se los aseguro y si quieren se los firmo en un papel”.
La propuesta, misma que tiene un costo de 15 millones de pesos, no ha sido autorizada para su exposición pública, pero se sabe que contempla tres secciones para baños, nuevas áreas verdes, mejor iluminación del lugar y se construirán nuevos locales para coqueros y raspaderos en sustitución de los kioskos.
Las lobinas ya llegaron al estanque, pero las negociaciones siguen estancadas. El Ayuntamiento confía que la nueva propuesta será aceptada por la contraparte, pero ésta ya piensa en solicitar un amparo para evitar una posible reubicación, pero antes deberán cumplir sus obligaciones para gozar de este derecho. Por rumbos de Tesorería “se frotan las manos”.