Como una opción más económica, con grandes rendimientos y con menores índices de contaminación para el suelo, el Campo Experimental Norman E. Borlaug (CENEB) promueve la siembra de soya bajo el régimen de labranza de conservación.
Xóchitl Ochoa Espinoza, investigadora del Campo, expuso que la promoción va más encaminada a los productores de trigo que están por levantar la cosecha, para que sobre la misma paja del trigo siembren soya y así no tengan que quemar la gavilla, la cual trae no solo un deterioro al suelo sino al medio ambiente.
Auque reconoció que es un cultivo que requiere de mucha agua para su riego, dijo han desarrollado variedades como la Nainari, Suaqui, Harvard y Guayparin, las cuales son resistentes a la mosquita blanca, plaga por la cual durante 15 años no se sembró este cultivo en el Valle del Yaqui.
“Sembrar sobre la paja de trigo, una vez que coseches tu trigo inmediatamente sembrar tengas soya y esto tiene más ventaja ya que te reduce costos de producción, también hemos identificado que hay menor incidencia de mosca blanca cuando se siembra sobre la paja de trigo y las malezas tiene algunas ventajas que consideramos importantes y los rendimientos pues es igual cuando utilizas la labranza normal como tradicionalmente lo hace el productor”, expuso.
Añadió que al sembrar sobre la paja de trigo, se detiene por mayor tiempo la humedad y tienden a regarse menos los cultivos.