Columna de Hierro
Sergio Ibarra
Miércoles 20 de Abril de 2011

Cómo se me hace que la consulta ciudadana a la que está convocando el PAN del gobierno y de Juan Valencia Durazo, para saber qué piensa la gente al respecto de si se está de acuerdo o no en seguir pagando las casetas de cobro que existen en la llamada carretera de cuatro carriles, están más arregladas que un descontinuado vocho de los sesenta.

La referida consulta, desde una vez se los anticipo, va a tener la misma respuesta que en su tiempo le dieron al gobierno de Félix Valdés que fue quien  la construyó, si, pero también nos encasquetó el cobro, por más que desde antes de ponerla en operación nos dijeron que esta, debido a que fue financiada con recursos públicos, sería una carretera exenta de cuotas. Al gobierno de Félix Valdés, lo mismo que al de Beltrones y López Nogales, los sonorenses les dijimos no a la instalación de casetas y reprobamos que, hasta el momento, sigue siendo la única autopista del mundo que no ofrece caminos alternos para aquel que no esté de acuerdo en pagar o sencillamente no tenga para pagar su peaje.

De ahí que, cuatro sexenios más, es decir, casi veinte años después, contados los dos que ya casi cumple Padrés en el cargo (como quiera se van otros cuatro, señores productores del No al Novillo) la respuesta y la exigencia siguen siendo las mismas:

No al pago de las cuotas, la desaparición de las casetas y, en su defecto, de seguir montados en su macho, que se construyan caminos alternos.

La nueva lucha del PAN, pues, es simple simulación combinado con chorizo de Toluca y un intento de arrebatarle al PRI, una lucha que, aquí entre nos, debió haber emprendido en el momento mismo en que Félix Valdés incumplió su palabra y nos encasquetó las casetas de cobro.

Así de fácil.

Y volviendo con el señor Valencia Durazo y sus “obradas” fueras del bacín, tú no estás para saberlo,  pero otros que están que trinan por sus descobijadas son el alcalde  de Cajeme Manolo Barro Borgaro y su aun secretario de Seguridad Pública, el señor Víctor Landeros a raíz de la ventaneada que les pegó en días pasados “ en delante y público de la gente”, cuando adelantándose al inminente relevo de Landeros de la gendarmería de Cajeme dijo que vendría por él un militar…pero a sucederle en el cargo; que no panda el cúnico, porque así es como se hacen los chismes. Para los que apuntan, la intervención de Landeros, ayer que recibió el nuevo armamento para la corporación, fue interpretado por muchos como su despedida anticipada de las filas policiacas, mismo que si no se da en estos días, se estará dando una vez pasada la Semana Diabla.


FIERRITOS EN LA LUMBRE

Dudo que a raíz del llamado hecho por  Calderón a los miembros del crimen organizado en un intento por ponerle fin a la estela de sangre y muerte desatada a lo largo del territorio nacional, vayamos a alcanzar el remedio para nuestros males. Otros que tampoco se sintieron aludidos son los alcaldes y gobernadores  del país a quienes Calderón calificó de pasivos y pocos determinantes a la hora de entrarle de lleno al toro.

En esto último, Calderón tiene razón; lo que no sabe o quiso ignorar antes de dar su veredicto es que su lucha la emprendió casi solo, sin tomar en cuenta lo que pudieran pensar  alcaldes y gobernadores. Aquí el silogismo es muy fácil; ellos saben que el viejo método de barrer la escalera de arriba hacia abajo es y seguirá siendo la más efectiva. Lo contrario significa,-- además de ir al matadero sin la mínima esperanza de triunfo—ir en contra de la corriente y contra toda estrategia de combate.

Eso es todo en el caso del lamento presidencial. El hombre equivocó el rumbo y no quiere irse solo al baile.

Lo dicho: la victoria tiene muchos padres, la derrota es huérfana, solo que en este caso, en esta derrota no hay más culpables que Calderón.

 
 

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