Columna de Hierro
Sergio Ibarra
Lunes 25 de Abril de 2011

Hace treinta años, esta misma sociedad decadente y menguada, que diría doña Balvanera, recreaba los mismos sueños de los cuentos de Hadas en los que el apuesto Príncipe desposaba a la chica y vivían felices para siempre; él, en espera de hacer realidad el sueño de ambos de convertirse en Rey y ella, de ser la eterna y fiel amante de su Rey.

El sueño sólo duraría 16 años. Y si se quiere, menos pues la separación se había dado un año antes del divorcio que ocurrió el 28 de agosto de 1996 y que echaba por tierra la cantaleta de “y fueron felices para siempre”, expresión muy ligada no solo en el caso de los cuentos de Hadas, sino en la triste realidad mundana.

Conspiración o no, el caso es que el accidente ocurrido el 31 de agosto de 1997, casi un año después de haberse declarado la separación oficial y en el que murió la Princesa, Diana, ( Diana Frances Spencer ) ha desatado una ola de rumores y sospechas que no acaban por convencer a nadie de que el chofer de la Princesa iba hasta las chanclas y por tanto, la sospecha de que fue asesinada sigue en el aire.

Y viene a cuento todo lo anterior porque la mañana de éste pasado sábado, una reportera y presentadora de uno de los dos canales líderes de la televisión mexicana decía en uno de los promocionales donde se anuncia el derroche de tecnología de que estará echando mano el consorcio televisivo que representa, que no obstante al drama en que se mueve el mundo con todo y la violencia y los eventos naturales que lo han venido conmocionando en las últimas fechas, aun así hay tiempo para creer en los sueños de Hadas y en el Príncipe Azul que se desposa con su amada, a la que de inmediato convierte en heredera de su chequera Real y una más de las futuras inquilinas del Palacio de Buckinham.

Le faltó agregar que la fuerza del amor se imponía por encima de la alquimia y que no obstante a que el agua y el aceite no se mezclan, así de la misma manera, con la gracia del beso que troca al batracio en ser humano (el sapo, pues) la sangre azul, la del linaje real, se estaría convirtiendo en una sola después de que la futura Princesa pronuncie el esperado y ansiado sí ante el altar de la Abadía de Westminster para dar paso a otro sueño…el de la Plebeya y el futuro sucesor de doña Isabel Segunda, abuela de Don Guillermo.

Qué lastima que una fantochada de estas que por cierto, estará costando arriba de los cuarenta millones de Euros y reunirá a 1900 invitados ( ya se buscó en la lista? ) y en la que ahora falta que ya se hayan colado la mayoría de nuestros capos y el tuti de capos ( no diga nombres ) en los que se cuentan el cantante Elton Jhon, el cineasta Guy Ritchie, el cantante de soul, Joss Stone y el comediante Rowand Atkinson, no sirva para paliar en lo más mínimo el drama que conmueve al mundo con sus guerras al oriente del orbe en donde los muertos que se cuentan por cientos, amenaza con competir en mortandad y crueldad con esa otra tragedia interminable que se respira en México.

Se le agradecen en lo que cabe a la señora presentadora sus buenas intenciones pero un evento de esos, por mas glamour que transpire no sirve para aliviar el dolor de nuestros huérfanos, las miles de viudas y las miles de madres mexicanas que han  visto partir a sus seres queridos en medio de la más cruenta e inútil guerra que se libra en México en los últimos tiempos.

Lo que aún nadie ha destacado o no han querido comentar por aquello de no mencionar la soga en casa del horcado es que a la llamada boda del siglo (la de la Plebe contra la Realeza, para el vulgo que nada calla y nada perdona) no ha sido requerido el presidente del país más poderoso de la tierra, Mister Obama, el mismo que tendrá que esperar mejores tiempos (la reelección tal vez, la que por cierto, se antoja una empresa difícil de lograr después que ha sido un presidente de más de lo mismo) para colarse a una ceremonia de estos niveles y en donde predomina la sangre azul.

FIERRITOS EN LA LUMBRE

Por lo visto y al paso que van, en Tamaulipas, en donde el gobierno del Estado parece haber caído en un estado catatónico ( su gobernador, don Egidio Torre Cantú, es poco menos que un cero a la izquierda; no habla ni se le ve por ningún lado al menos para tomarse la foto) más le convendría al gobierno federal declarar como nuevo panteón municipal, el predio localizado en los límites de la Brecha el Arenal, dentro del Municipio de San Fernando, en donde hasta ahora se han descubierto más de 170 cadáveres.

De las muchas anécdotas que se desprenden de esta tragedia y que prácticamente mantiene en duelo a todo el Estado, destaca la de los peritos y las secretarias escribientes de la Procuraduría a quienes les toca llorar al lado de las familias tamaulipecas que acuden, por cientos, todos los días, en espera de un rastro que les lleve a identificar a sus muertos. Estas son solas algunas historias de las muchas que se viven en Tamaulipas:


Búsqueda interminable

“Las historias se acumulan, la gente sigue llegando con la esperanza de encontrar o no encontrar. La duda genera confusión hasta la náusea y Juana, al entrar al edificio de la Procuraduría, se desvanece por el tumulto, por el olor a muerte. La cara pálida, las manos heladas, la mirada perdida. Se agarra del brazo de Georgina, madre de otro desaparecido que la acompaña. Acaban de llegar de Ciudad Valles, San Luis Potosí. Salieron con lo puesto.

Abre la mano izquierda y muestra una foto tamaño infantil de su esposo Benito Barrios Garcés de 47 años. Se limpia las lágrimas. Dice que tienen cinco hijos. Qué no come, no duerme. La última vez que lo vio fue la noche del 1º de abril cuando se subió a un autobús Frontera camino a Río Bravo: Cada año se venían a trabajar un mes y medio. Luego volvían y traían dinerito. Oímos que andaban secuestrando autobuses, pero no medimos el peligro: como el gobierno no dice nada, nunca nos imaginamos... Estamos desesperadas, dice sin poder contener un profundo sollozo.

No te pongas mal, la consuela Georgina tomándola de las manos. Ella también llora. Su hijo, El Güero, César Omar Martínez Ortiz, de 33 años, acompañaba a Benito. Ambos iban a trabajar en los riegos. Son concuños: “Le dí la bendición. Me dijo: ‘luego vengo mamá’. Después supimos que no había llegado el autobús. Imagínese. Está casado, tiene tres niños y una niña. Me la paso pensando en él. Tristeando”.

Ambas saben que la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas considera que de los 177 cuerpos recuperados en 34 fosas, 122 podrían ser pasajeros de autobuses secuestrados por Los Zetas en marzo y abril. Posiblemente dos cuerpos con un número de expediente forense pasarán a tener nombres y apellidos. Georgina lo admite y dará una muestra de sangre para el ADN. Pero Juana no se resigna. Prefiere pensar con el corazón: Primeramente Dios y la Virgen nos los van a devolver con bien.”

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