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A raíz de que éste pasado sábado, el presidente del empleo y de las balas, Felipe Calderón, “nos obsequió”, como dicen en su argot los picapleitos, con un aumento más a las gasolinas, vuelven a surgir las voces de aquellos que se pronuncian por un poner un hasta aquí a los también llamados, desde tiempos inmemoriales, gazolinazos. Y no es que el columnista haya amanecido hoy consecuente con el michoacano el que ya no siente lo duro sino lo tupido en eso de recibir catorrazos, pero, la verdad sea dicha: La única diferencia aquí – y sin albur, de veras— entre los aumentos a las gasolinas de los tiempos del calderonismo con los de Echeverría o López Portillo es que mientras que Calderón lo deja ir despacio ( el aumento, pues, ¿ qué otra cosa? ) los brutos inquilinos de los Pinos de aquellos años, le dejaban ir a uno el aumento de un solo golpe con lo que las consecuencias de aumentos en cascada, no se dejaban esperar. Aquellos que ya pinten canas y hayan recorrido Cajeme de los pies a la cabeza se acordarán de que bastaba que el güero Zabludovski, nos dijera en su avance de “ 4 horas” que el señor Beteta (así se apellidaba el hombre, nada que ver con obscenidades) estaría de visita en el estudio del noticiero para que todo mundo corriera a saturar las gasolineras para poner el tanque “hasta las manitas” y hacer como que nos ahorrábamos una lana. Un ahorro -decía el contador de la familia, don Francisco- mal entendido. Yo como nunca le entendí hasta la fecha sigo andando con el tanque hasta la cuarta pregunta y eso si, lleno, pero de telarañas. Y, como ya habrás adivinado, pues, los pataleos han estado a la orden del día a lo largo de los tiempos y lo mismo ha sido PAN que PRI La presión o el tamaño del grito, ya vimos, no lo determina quién o cuántos lo hayan hecho, de ahí que no conviene hacerse muchas esperanzas ahora que el griterío viene de parte de algunos legisladores del Congreso de la Unión en el asunto de las casetas de cobro. La experiencia enseña que Calderón aprendió muy rápido las lecciones que, en su tiempo de oposición le recetó Salinas y hoy paga con la misma moneda; “ ni los veo ni los escucho”, en los casos de los gazolinazos, la inseguridad reinante a lo largo del país que ya nos cuesta más de 40 mil muertos y menos nos escuchan en el caso de las casetas de cobro en la carretera de cuatro carriles de Sonora, no obstante a que el asunto ha sido abordado por dos gobernadores; Bours y ahora, Guillermo Padrés. Y a propósito del ex gobernador, lo que en Cajeme y Sonora ha venido faltando es el producto que les ha venido sobrando a los súbditos de Evo Morales y que Bachoco se encarga de exportar, un gobierno que no obstante a que cuenta con el absoluto apoyo y legitimización de sus gobernados, tuvo la humildad de escuchar las exigencias de un pueblo que dijo ya basta en materia de gazolinazos.
-Pues búsquenlo por otro lado-- dijo el pueblo acabando de tajo con las aspiraciones del señor Morales de encontrar entre las familias de clase media baja, a sus puerquitos. La lección de don Evo y sus gobernados, es un hecho que queda para la historia y que nos enseña que cuando un pueblo se decide a hacerle frente a las aberraciones de su gobierno, no hay poder humano que lo detenga. FIERRITOS EN LA LUMBRE. Decía un viejo político amigo mío que el poder marea y que un político o funcionario que no pone bien los pies sobre la tierra es comparado, fácilmente, con meter un chivo alborotado -de los de a cuatro patas-a una cristalería. Y tú no estás para saberlo, lector, pero ese mismo síndrome es el que, según nuestro amigo, está invadiendo a algunos personajes de la actual administración estatal que encabeza don Guillermo Padrés. El rumor apunta que, a apenas de año y medio de haber llegado al poder, simultáneamente, aunque por separado, son cuatro los funcionarios del gobierno del Estado que, o ya se separaron de sus respectivas consortes o andan en eso. El que ya anda en busca de un blindaje, todo terreno y a su medida, es el secretario ejecutivo de Seguridad Pública estatal, Ernesto Munro a quien, se dice, de un momento a otro le empezarán a llover toda clase de cosas raras, a partir de los pingües negocios que habría hecho con don Hilario García Galindo aquel viejo militantes del PAN, en Sonora. Será? Sugerencias y comentarios; premiereditores@hotmail.com |
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