Gustos raros
A Carlos Alfredo Navarro (18), vecino de la Machi López, le gusta andar con bolsas de mujer y cadenitas de oro, hablar por celular y otras delicadezas.
A esa conclusión se llegó después de que fue identificado por Consuelo Borbón Soto como el presunto responsable de haberle robado su bolsa cuando la dejó en el interior de su vehículo.
El tipo pudo haber robado las herramientas para cambiar llantas, la pesada batería o el aparato de música para escuchar música norteña.
No se llevó eso sino objetos más delicados.
Se llevó una bolsa con 900 pesos, una cadena de oro y un celular. Todo lo que necesita una chica moderna para ser feliz.
Cuando los policías fueron por él, Carlos les quiso pegar con la bolsita pero no tuvo suerte.
Quiso protestar pero le faltó valor, sintió cosquillas en el estómago cuando fue sujetado por los brazotes fuertes y peludos de los varoniles agentes.
Decomisan cosméticos y otras cosas
Como parte de su implacable lucha contra la delincuencia y el narcotráfico, elementos de Seguridad Pública revisaron 448 mochilas en la escuela primaria Benito Juárez ubicada en la colonia Constitución.
Tal vez iban por armas de alto poder, algunas “cuernos de chivo”, rfiles R 15 y granadas explosivas. De perdida, algunas “puntas” y drogas, marihuana y anfetaminas.
Los estudiantes en cambio pensaron que cuando los agentes gritaban “mochilas”, era porque tenían que “mocharse”… usted entiende, es parte del aprendizaje de los niños de hoy.
Y en ese ambiente confuso se realizó una exhaustiva revisión de las 448 mochilas, de las cuales los policías decomisaron tijeras con punta, que pueden ser peligrosas en caso de un pleito entre alumnos. Eso se entiende.
También se entiende que hayan recogido marcadores de aceite, por aquello del gafitti.
Pero lo que no se entiende y despierta una gran sospecha es ¿por qué le quitan los cosméticos a las niñas?
Si todo mundo sabe que los cosméticos sólo sirven para que las mujeres se vean más bonitas y más femeninas, ¿por qué se los quitan? ¿Qué quieren hacer con el lápiz labial y el rubor y todo el maquillaje?
Tiene un sueño ardiente
Javier Velázquez Contreras, vecino de la calle Santa Elena, fraccionamiento El Campanario, soñó que se había ido al infierno. Así tendrá la conciencia.
Y entre sus sueños vio un ser horroroso y amenazante que lo quería alcanzar. No, no era el cobrador de Coppel, tampoco era un sicario, nada de eso. Era nada más y nada menos que el diablo, pero no el Diablo Millán, que ahora es diputado local, sino el mismísimo chamuco con cuernos, cola y calentador integrado.
El diablo que lo alcanzó y lo echó a las llamas por todos los pecados que cometió en vida. ¡Arde infeliz!, le gritaba Satanás, ¡esto te mereces por no pagar los impuestos a tiempo!
Todo se veía tan real que Javier pronto se dio cuenta que no era una pesadilla: Se estaba quemando su casa.
No tardó mucho en darse cuenta que se había dormido con el cigarro encendido y eso provocó que se incendiaran la cama, la ropa y otras cosas.
Enseguida llamó a los bomberos y a la policía quienes lo rescataron de las llamas.
El recuento de los daños habla de pérdidas por 40 mil pesos y una llamada de atención para Javier quien ha prometido no volver a fumar y pagar sus impuestos a tiempo.
Entra sin avisar
Luis Alberto Eliseo Rojas (24) es una persona muy educada, tanto que cuando llegó a la casa Yesenia fierro Murguía, en la colonia Beltrones, evitó hacer el mínimo ruido para no despertar a la familia.
Así es la gente educada. Además eran de madrugada cuando Luis Alberto empezó a querer algunas de las cosas que había en ese domicilio.
En eso que despierta Yesenia y al preguntar ¿quién anda ahí?, Luis, que andan algo ebrio, contestó: ¡Miau!.
Pero cuando ella volvió a preguntar ¿quién anda ahí?, él dijo “otro gatito”.
Entonces la mujer diose cuenta de que allí no había gato encerrado sino rata de dos patas, un calificativo que no va con la decencia de Luis quien en todo momento trató de no dar molestias a la gente que en casa dormía.
Su educación no le sirvió de nada cuando llegaron los agentes de Seguridad Pública.
Roban en Libros y Más
Un sujeto desconocido asestó tremendo golpe a la cultura cajemense al introducirse a Libros y Más para robar.
¿Y qué cree que se robó? Usted seguramente pensará que el intruso robó el libro “Retrospectiva de Cajeme”, pero no se equivoque, ése libro es muy barato y por lo interesante de su contenido hasta el ladrón lo hubiera comprado.
Ah, entonces se robó el libro de poemas de Juan Manz, dirá usted. O el C.D. con todas las declamaciones de Bruno Pablos, o la última obra filosófica de Ramón Iñiguez.
No trate de adivinar, la cosa es sencilla: El intruso se llevó 19 mil 400 pesos que había en la oficina de la librería.
Se llevó el dinero sin hacer caso de las joyas culturales que hay allí.
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