La masacre de 5 jóvenes ocurrida en el carnaval de Mazatlán de este año, motivó al gobernador Mario López Valdez trabajar en un decreto a la Ley de Alcoholes en Sinaloa, donde restringe la música de narcocorridos en lugares de venta y consumo de bebidas alcohólicas.
Sobre la medida anunciada por Malova, es necesario hacer una precisión: no es contra el clásico corrido de historias alrededor del narco, sino hacia el Movimiento Alterado, una generación de grupos musicales, cuyas letras son una apología al empleo de moda, el sicario.
Desde la época en que Francisco Labastida Ochoa fue gobernador del estado (1987-92), también está prohibido que las estaciones de radio reproduzcan canciones que hacen mención al narcotráfico. La pregunta es si sirvió para detener el negocio y la violencia que produce.
Parece que muy poco porque las cifras indican que Sinaloa, junto con otros tres estados, concentran el 58% de las muertes relacionadas con del crimen organizado. Tan solo en lo que va del año, el gobierno de Malova inició en enero, las estadísticas oficiales ya reportan 600 muertes.
En su libro Jefe de jefes. Corrido y Narcocultura en México, José Manuel Valenzuela establece una conclusión, que difícilmente cambiará si las condiciones de impunidad y pobreza en que vivimos permanecen intactas:
“A través del corrido las masas populares han visto retratados sus anhelos, pasiones, frustraciones, y simpatías y ha servido como creadores de héroes, antihéroes, mitos y leyendas. (…) A través del corrido los grupos populares se reencuentran con su dolor, sus héroes, sus virtudes, sus miserias”.
Entonces, los temas seguirán mientras haya una historia por contar: antes fueron las canciones de traslado de droga y migración, hoy hablan de consumo y ejecuciones. Los mismos Tigres del Norte, ícono de este género musical, respondió a la prohibición con un “No vamos a dejar de cantar realidades”.
La guerra contra el narco del presidente Calderón ha fallado en detalles en la comunicación, tan básicos como es al momento de presentar a los delincuentes a la opinión pública y que debería servir de experiencia para que no se revierta a sus objetivos.
Por qué permitirles a criminales como La Barbie y el JJ hagan gala de su ostentación, con camisas Ralph Lauren de 110 dólares que los proyectan como modelo aspiracional? Otra de más del Genaro García Luna, tan proclive a los reflectores, como quedó demostrado en su serie El Equipo.
Y no se ocupa irse muy lejos para comprobarlo. Con visitar la Expo se puede constatar la popularidad que alcanzó esta prenda y cómo los narcotraficantes ya no solo les venden droga a nuestros jóvenes sino que les imponen una moda.
Delincuentes peligrosos de la talla de Mario Aburto y Raúl Salinas fueron presentados con el uniforme caqui de los reos del penal de Almoloya. El mismísimo “Chapo” Guzmán lucía chamarra y gorra cuando lo presentaron ante los medios de comunicación.
Si creen que callando al mensajero van a lograr disminuir la delincuencia, pues que también se prohiban las canciones de José Alfredo Jiménez porque quizás fomentan el alcoholismo. Más en Cajeme, que según cifras oficiales sobre el consumo de alcohol, ocupa un nada honroso segundo lugar a nivel país. Es cuanto.