Crónica nonovillera preelectoral
Aureliano R. Candelas
Miércoles 01 de Junio de 2011

Aquí estamos todos…. los indígenas, los pobres, los ricos y hasta los caciques”, expresó con su estilo muy peculiar doña Alejandra Peraza, mientras  su mano apuntaba a sus compañeros de presidium que se encontraban a su diestra.

Y aunque “los de abajo” festejaban la ocurrencia, allá arriba los aludidos se miraban con sorpresa entre si para descifrar quién era el destinatario de las palabras que acababa de soltar la productora agrícola del sector social.

Por el rumbo señalado se ubicaban los diputados Antonio Valdez Villanueva y Rogelio Díaz Brown, el senador Javier Castelo Parada y los ex alcaldes Faustino Félix Escalante y Ricardo Bours Castelo, pero ninguno levantó la mano para decir presente.

Pero no todo fue chacota en el mitin, con todo y que los organizadores aseguraron que asistieron 50 mil personas, lo que sin duda demuestra que les falló -y por mucho- el margen de error hacia arriba.

Hubo momentos álgidos, como cuando el líder campirano Abel Castro arengó a las masas novilleras con un discurso retador: "¿Qué quieren? ¿Chingazos? Va a haber chingazos".

Quien también tuvo su momento de gloria, con todo y que dicen que no existen, fue Tomás Rojo Valencia, integrante de la Tribu Yaqui, que lo mismo dicta clases de química y suelta frases picarescas frente al micrófono.

“La fórmula H20 no significa dos veces Hermosillo y una vez Obregón sino se trata de los componentes químicos que forman el agua”, postulaba el líder de la tribu y luego proclamar que a “ésto no lo para nadie y no es albur”.

Otro de los oradores fue el empresario Rodrigo Bours Castelo, quien afirmó que habrá diálogo y reconciliación, siempre y cuando el Gobierno del Estado pare la construcción del acueducto. “Nunca antes”, sentenció mientras alzaba la Constitución Mexicana, el libro con el cual, exclamó, el movimiento parará la mencionada obra.

Adalberto Rosas López cerró el mitin con el anuncio que este miércoles el Movimiento Ciudadano por el Agua se trasladaría a la comunidad de Vícam para firmar ooootro pacto con la tribu yaqui y refrendar la lucha por el agua.

No fue un mitin electoral, pero tenía cierto aire a arranque de campaña, máxime si en el estrado se encontraban tres de los finalistas para la alcaldía de Cajeme aunque solo “El Roger” portó la camisa con la clásica consigna de No al Novillo, que con su diversidad de productos ya parece marca registrada.

Además del maestro de ceremonias en campañas priistas, Abraham Montijo, abundaron los moñitos tricolores, que seguramente aludían más a cierto partido que a la bandera italiana.

Cientos de globos fueron soltados al cielo y en el recorrido se repartieron abanicos, calcamonías, moños, mandiles y hasta unos machetes de madera salieron a relucir en señal de guerra, pero con diferencias muy marcadas con los marchistas de Atenco.

Los de aquí se oponen a un acueducto no a un aeropuerto y aunque se indignan porque la obra ya empezó, no han querido salir de su guarida, lo que sí hicieron en su momento los campesinos del Estado de México.

Y mientras los tambores de guerra anuncian el inminente “choque de trenes” entre dos ciudades de una mismo estado, la actividad política y sus representantes sigue su propia marcha…la del fracaso.

El ciudadano común ha quedado entre dos fuegos, que lo menos que presumen es la amistad, pero que adolecen de mucha sordera.

 

 
 

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