María José Galaz es hija única. Tiene tres años de edad y está acostumbrada a jugar ella sola y compartir sus juguetes solo con sus varios amigos imaginarios.

Aunque a su alrededor hay puros adultos, Maria José no se aburre pues agarra sus juguetes y se sienta a divertirse e incluso platicar con los amigos que lleva en su mente.

Quien ve la pequeña entablar largas conversaciones con sentido como si alguien estuviera a su lado, puede llegar a pensar que algo le pasa, que no está bien lo que hace.

Sin embargo que un niño tenga un amigo imaginario no debe ser motivo de preocupación para los padres, al contrario, hasta ellos deben simular que interactúan con él, dijo el psicólogo del CIFA, Jorge Rosas Mendivil.

“Si el niño le dice al papa aquí nos quedaremos porque mi amigo tal no quiere salir, el padre debe respetar e incluso simular que platica con el amigo imaginario”, comentó el psicólogo.

Mencionó que los hijos únicos son los que con mayor frecuencia presentan esta situación que es pasajera e incluso considerada por los psicoterapeutas como saludable y puede haber niños hasta de 8 años de edad que aun juegan con su amigo imaginario.

“No hay que regañarlos, no se trata de un niño con delirio, con esquizofrenia, el aigo imaginario es algo normal y también frecuente en niños abandonados o que no tienen a ningún amigo, primo, vecino cerca de casa con quien jugar”, mencionó.

Añadió que los casos preocupantes, son aquellos en los que los padres pierden a un hijo y no aceptan la perdida, al grado de afectar a otro hijo quien e su imaginación, trae de vuelta a su hermano fallecido y cree interactuar con él.

“En esos casos son los padres los que se tienen que atender, porque su problema emocional ya está afectando al pequeño”, finalizó Rosas Mendivil.