Tal vez no tuvo el carisma del "Toluco" López, del "Chango" Casanova o de Rubén Olivares.
Pero Julio César Chávez sí puede ser considerado el mejor boxeador mexicano, libra por libra, de todos los tiempos.
Una afirmación que le puede doler a los nostálgicos, a quienes recuerdan los nombres citados al principio y otros como el de Kid Azteca, Vicente Saldívar, "Ratón" Macías... Nombres respetables que han engrandecido la historia del boxeo mexicano. Nombres que evocan a grandes peleas, combates épicos en noches inolvidables, marcadas en la memoria colectiva de los aficionados.
¿Cómo no recordar aquella noche electrizante cuando Efrén El Alacrán Torres perdió ante el tailandés Chartchai Choinoi y éste cayó de rodillas ante el peleador tapatío?
¿Quién que sea amante del boxeo podrá olvidar la noche en la que el "Pulgarcito" Ramos nos hizo vibrar con un derechazo en el rostro de Joe Frazier y por un momento pensamos que teníamos el campeonato mundial de peso pesado?
Más para acá, aún está vivo el knock out con el que Salvador Sánchez arrolló a Wilfredo Gómez... y así podemos ir recordando a los grandes peleadores y las noches de gloria del boxeo nacional.
Pero quizá ninguno ha sido tan grande, tan dotado fìsicamente para este rudo deporte como Julio César Chávez, el mejor de todos los tiempos.
Su carrera tiene instantes prodigiosos y el más recordado, sin duda, es el knock out de último minuto sobre Meldrick Taylor. La imagen del golpe que salió del último aliento de Chávez para estrellarse en la cara de Taylor, unos segundos antes de terminar la pelea que iba perdiendo el mexicano, es una de las escenas más gloriosas del deporte mexicano.
La trayectoria, su movimiento de piernas y cintura, el gancho impecable... La técnica en su máximo nivel, pero también el coraje, la determinación, el ir al frente aun cuando ya estaban mermadas sus facultades y enfrentaba a boxeadores más jóvenes y fuertes.
Todo esto hizo de Chávez el mejor peleador mexicano de todos los tiempos, uno de los mejores a nivel internacional, y hoy el mundo se lo ha reconocido al entronizarlo en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional, en Canastota, Nueva York.