Hace 7 meses la pequeña Tania nació en un hospital público de Ciudad Obregón, pero a diferencia del resto de los bebés que se encontraban en los cuneros, a ella ningún familiar la fue a visitar, ni su madre, quien la abandonó en el lugar. Hasta hoy no se ha sabido de ella.
A escasos días de haber nacido, Tania llegó a la Casa Hogar María Madre A.C. y aunque desde entonces ya había un matrimonio interesado en adoptarla, su situación legal ha impedido que la adopción se concrete.
Mientras la pequeña crece y crece y entre más grande sea, se reducen las posibilidades de ser adoptada, ya que los matrimonios que deciden darle un hogar a un niño, optan por los bebés.
El caso de Tania es común, asegura Camila Rivera Bustamante, integrante del Patronato Casa Hogar María Madre, no solo el haber sido abandonada por su madre en el hospital, sino que por cuestiones legales no logran ser adoptadas y terminan en el lugar hasta que son mayores de edad.
“Quisiéramos no tener ninguna niña, porque aquí solo recibimos a niñas; lamentablemente siempre llegan y llegan no en la misma proporción en la que se van y aunque aquí les damos amor, comida, vestido, educación, lo ideal sería que tuvieran un hogar con su madre y padre al pendiente de ellas”, comentó Rivera Bustamante.
Son 23 niñas las que actualmente viven en la casa hogar, donde hay capacidad para 30 y son atendidas por 4 religiosas, quienes hacen la función de mamás.
“Se reciben desde recién nacidas hasta siete años, eso es lo que marca el reglamento interno de casa hogar, pero en muchos casos, llegan hermanitas mayores y hemos llegado ha hacer excepciones”, explicó.
Tania es la única bebe de momento en el lugar, el resto ya va a la escuela y asisten a instituciones particulares.
La vida de una pequeña en la casa hogar se busca sea lo más acercada a la vida que llevan los niños en el seno de una familia, se les enseña a dar y a recibir amor, a ser responsables, respetuosos y hay tiempo para todo, incluso para la diversión, ya que no viven encerradas, salen de paseo tanto dentro como fuera de la ciudad, siempre acompañadas por las religiosas.
Viven del apoyo de la comunidad
“Casa Hogar vive del apoyo de la comunidad, la cual ha sido muy generosa, con la ayuda de Dios y con la ayuda de todos, hemos podido salir adelante durante estos 25 años, además hacemos eventos, una rifa anual, boteos y el bazar permanente”, expuso la integrante del patronato.
El bazar se ubica a un costado de la casa hogar, por la calle Ponciano Arriaga esquina con Coahuila, donde la comunidad puede llevar a donar todo aquello que en ya no use en casa, pero que se encuentre en buenas condiciones, desde ropa, calzado, juguetes, muebles, electrodomésticos, componentes de computadoras.
Pero como toda asociación civil conformada legalmente, están autorizados para recibir donativos deducibles de impuestos.
“Tenemos recibos deducibles para aquellas empresas que deseen apoyarnos, este año ha sido muy complicado para la casa, nuestros ingresos no han estado muy bien del todo, cada vez son más las necesidades y el regreso a clases de los niños no la hemos tenido nada fácil”, externó.
Las cuentas bancarias en las cuales se pueden depositar los donativos por más pequeño que sea, son Bancomer 0146361803 y en Santander 22 000 251672.
Invitan a apadrinar a una menor
Al mes, cada niña requiere de mil 500 pesos para sus gastos escolares, desde uniforme, calzado, útiles, colegiatura y el pago de sus sesiones de apoyo psicológico.
Para ellos la casa hogar tiene un programa a través del cual una persona o un grupo de personas se pueden unir para apadrinar a una menor y cada mes, depositarle mencionada cantidad.
“El padrino podrá recibir información de la niña, sus calificaciones, cómo va en la escuela, su avance y conocerla y quizás hasta convivir con ella aquí en la casa hogar, fuera de aquí es difícil, por la situación legal, pero aquí podrá visitarla”, comentó Camila.
Hay niñas que difícilmente ya serán adoptadas, por su edad, por lo que en la casa hogar les brindaran un techo y educación hasta que se reciban de la universidad, y puedan independizarse, pero lo más importante, sean mujeres de bien y formen su propia familia, la familia que el destino les negó.