LA estrategia beisbolera ha cambiado desde hace décadas desde el momento que los bateadores de la modernidad no saben tocar la bola y el manager prefiere un swing prometedor que un mal toque en que se eche por la borda un turno.
Cuantas veces hemos visto que un equipo comienza embasando a los dos primeros bateadores para que el tercero tenga bateo libre porque simplemente no sabe tocar la bola y se trata de uno de los mejores bateadores del club.
Es indudable que en los entrenamientos, sobre todo en los primaverales, no le ponen demasiado interés para que todos los bateadores aprendan a tocar la bola cuando el juego exija un sacrificio.
En los viejos tiempos los Yanquis llevaban a todos los entrenamientos a Phil Rizzuto, ya de retirado, para que enseñara el toque de bola ya que fue el mejor de su tiempo en ese renglón. Muchos aficionados siguen criticando a managers porque no mandan el toque de sacrificio sin tratar de comprender que la mayoría de los bateadores de la actualidad no saben hacer esa jugada.
Los Diablos Rojos de este año han llevado a cabo 34 toques de sacrificio, lo cual es un buen número, con siete de Leo Heras, cinco del "Borrego" Sandoval al igual que Jesús López, cuatro del catcher Gabriel Gutiérrez y hasta dos de Iván Terrazas y uno de Luis Terrero.
Aun en los tiempos de que el toque de bola era tan popular como el cantante de moda, el gran Joe DiMaggio tuvo solamente 14 toques de sacrificio en su gran carrera, tres en su año de novato y seis en 1939. Ted Williams, otro gran bateador, tuvo sólo cinco toques de sacrificio, tres como novato. En la actualidad tenemos a Adrián González con cuatro toques de sacrificio en su carrera. Mickey Mantle tuvo 12 toque de sacrificio.
Lo cierto es que actualmente en su orden al bat, el manager tendrá cuando mucho a tres peloteros que se sepa pueden lograr un buen toque de sacrificio, pero en la mayoría de los equipos, como Yanquis y Boston por ejemplo, solamente cuentan con dos expertos en toques.
Eso naturalmente deja al manager sin poder maniobrar con demasiada estrategia y rezar para que su bateador tenga otro hit. Recuerdo como en la Serie Mundial de 1991 el manager Bobby Cox de un Bravos que perdió en siete juegos con Mellizos fue muy criticado por no tocar la bola, pero no nos habíamos dado cuenta que ya estábamos de lleno en la era que es más fácil dar un hit que dejar un buen toque.
La mayoría de los bateadores son analfabetos en lo que se refiere a un toque de sacrificio.