En pocas horas la noticia estaba en boca de todos: Elementos del Ejército habían "reventado" una presunta narcofiesta que se celebraba en la casa de la mamá del boxeador Orlando "Siri" Salido, el mismo que hasta hace unos días era presentado como un ejemplo para la juventud cajemense.
Sí, el mismo por quien se peleaban los políticos encumbrados de todos los partidos.
Aún no había un informe oficial de parte del Ejército ni de ninguna otra autoridad pero el rumor fue subiendo de tono y cada quien daba pelos y señales de lo que pasó en la noche del lunes en la casa ubicada en la colonia Russo Vogel, donde al parecer el "Siri" celebraba con sus amigos.
De repente, dicen, llegaron camiones del Ejército con soldados que rodearon el área e incautaron una camioneta que se encontraba en la calle y en cuyo interior había droga y armas.
La reacción generalizada fue una especie de "Ya lo sabía, era de esperarse". Porque aun con la gloria deportiva que en este momento evuelve al "Siri", muchos recuerdan los otros problemas que ha tenido con la justicia, incluyendo casos de drogas y la agresión a golpes contra pacíficos árbitros de futbol cuyas decisiones molestaron al Piri cuando practicaba este deporte en la liga de primera fuerza municipal.
Y el "reventamiento" del domicilio del Siri se vio entonces no con asombro simo como la confirmación de algo que ya se esperaba,
Hasta el momento los rumores circulan en todas las direcciones. Se dice, por ejemplo, que fueron detenidoas varios hombres que celebraban en la casa del Siri y que éste trató de huir cuando llegaron los soldados pero no pudo,
Se dicen muchas cosas pero aún no ha habido ninguna información oficial que de fe de los hechos o los desclaificque de manera convincente.
El drama de Alex
Mientras el Siri vive envuelto en el escándalo, Alex Valdez debe vivir en estos momentos la angustiosa situación del que duda: Seguir o no seguir. Qué es mejor: Volver al ring con la esperanza cada vez más remota de conseguir una pelea por campeonato y arriesgar la vida en ello, o retirarse para siempre del boxeo.
El caso de Alex Valdez es singular pues se trata de un joven con buen nivel de estudios, un muchacho serio y disciplinado, que estuvo a punto de alcanzar fama y fortuna como boxeador pero se quedó en la orilla.
Desde la pelea aquella cuando debió ser bajado del ring inconsciente y trasladado a una clínica local, donde le diagnosticaron un accidente vascular, desde entonces se vio claramente que había llegado la hora del retiro. Un problema de salud como ése no es cualquier cosa y otro golpe fuerte en el ring o la acumulación de varios pueden desencadenar un problema de salud aún mayor, de altísimo riesgo.
Pero Alex siguió porque la necesidad de reconocimiento, la ambición de fama y dinero, pero sobre todo tal vez por el hecho de sentirse fuerte y confiado en las cualidades que alguna vez tuvo, todo fue más fuerte que los riesgos a enfrentar.
Y de seguro en esta decisión hubo quienes -ambiciosos sin escrúpulos- lo empujaron a seguir. Después de todo aún tenía cartel, la afición lo quiere, es buen atractivo de taquilla. Produce ganancias.
Y así regresó Alex al ring, tuvo al parecer una o dos peleas con "bultos" en otras plazas, y retornó al CUM de triste recuerdo para revivir una vez más la pesadilla de ser noqueado. No importa que haya sido con un cabezazo previo que le asestó su rival.
Lo importante es la acumulación de más golpes y la poca técnica que se le vio a su defensa. Recibió demasiado castigo de un contrincante de mediana calidad. Se puso en evidencia que Alex ya no está para enfrentar a contendientes de alto poder.
Es la hora de su retiro, algo difícil para un muchacho serio y decente que había cifrado sus sueños de trascendencia en este rudo deporte.
Pero es mejor que lo haga, que cuelgue los guantes y a partir de ahora disfrute los muchos triunfos y satisfacciones que puede obtener de la vida lejos del cuadrilátero.