Un impresionante operativo de seguridad que amontonó en la explanada de Palacio Municipal a decenas de cadetes de policía y miembros del Ejército Nacional fue uno de los aspectos llamativos en la Noche del Grito de Independencia.
Fiesta popular, como siempre, con juegos mecánicos, ahora echados a la calle Hifdalgo por la remodelación de la plaza Álvaro Obregón, fondas con antojitos mexicanos por la calle 5 de Febrero, un calor que subió de tono entre el bullicio de la gente y los cuadros dancísticos que se presentaban en un escenario.
Después vino la proyección del video "tecnologizado" sobre los muros frontales del Palacio, y enseguida los honores a la Bandera precio al Grito por parte del alcalde Manolo Barro.
Grito que secundaron las dos o tres mil personas allí presentes, todos en orden y sin mayores contratiempos.
Dieron el Grito y se cumplió el rito.