El suelo del Valle del Yaqui se encuentra deteriorado ante tanta quema de gavilla que se ha dado por años y ha perdido materia orgánica, pero la nueva generación de jóvenes productores han mostrado interés en la agricultura de conservación.
Lope Montoya Coronado, jefe del Campo Experimental Norman E. Borlaug (Ceneb), expuso que aunque de las cerca de 120 mil hectáreas de trigo que se sembraran este ciclo en el valle, solo el 10 por ciento emplea la agricultura de conservación, se está ganando terreno.
Este tipo de agricultura, contempla el no quemar la paja de trigo o mejor conocida como gavilla, al contrario, dejarla sobre la superficie de siembra y en ella volver a sembrar el próximo ciclo.
Esto reduce la presencia de maleza, detallo Montoya Coronado, reduce los volúmenes de agua necesarios para cada riego ya que la paja de trigo conserva la humedad en la superficie, además de que se le devuelve al suelo la materia orgánica que ha venido perdiendo.
“Se trata de nuevas generaciones de productores, jóvenes, los hijos de los productores de experiencia, que están dispuestos a adoptar este tipo de agricultura, es difícil, porque sus padres tienen otras ideas, pero sí lo están logrando”, declaró.