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El asunto del estado de Veracruz en donde cero y van dos corporaciones que son desaparecidas en este año es un caso que llama al análisis y la reflexión por cuanto a las dos primeras lecturas que arroja de inmediato. Así lo revelan los casi sesenta muertos que fueron localizados en tan solo dos días en el Puerto. Treinta y cinco de estos cadáveres fueron abandonados, bueno, más bien, arrojados en plena vía pública a la luz del día en los mismos momentos en que sesionaban la mayoría de los procuradores de los estados en busca de una mejor estrategia para alcanzar la seguridad en el país. El caso Veracruz, sin exagerar, pudiera convertirse en el último llamado para aquellas otras ciudades y entidades en donde sus habitantes viven el mismo Vía crucis, pero que la autoridad se niega aceptar por más que la tragedia, los ajustes de cuentas entre particulares y de estos hacia oficiales, sigan siendo el pan de cada día y en donde se hace más que necesario una acción como la que acaba de tomar en Veracruz el gobernador Javier Duarte al que, materialmente, le dejaron el rancho ardiendo. En este caso, estamos hablando de un cuerpo policiaco integrado por novecientos elementos y cien empleados administrativos. Los mil se fueron en el mismo embarque y de hoy a mañana tendrán que se liquidados en una acción que, aquí entre nos, de haberse hecho con anticipación, mucho antes de que Calderón se enfundara en su casaca de comandante en jefe de las fuerzas armadas para darle la batalla al hampa organizada, téngalo por seguro, habría evitado el enorme baño de sangre que enluta al país entero entre viudas y huérfanos. Con otra, sin descontar que, como ya se ha dado en otras ciudades del país, antes que la marina y el ejército, quien se ha hecho cargo de la plaza en su totalidad, es el mismo narco. Y no es la locación que sirvió de marco en la película de El Infierno, propiamente. Se vive, se da en algunas regiones del país en donde la fantasía ha superado con mucho a la realidad. Tercera llamada.
A pesar de los días decembrinos que llaman a la reflexión, el clima grilleril se halla en plena ebullición. No hay días por guardar. Y más cuando, se sabe, estamos al cuarto para las doce que se acabe el año y con el, el arranque en definitiva de los tiempos electorales y en donde los partidos harán gala de sus mejores hombres y mujeres para enviarlos a renovar el aparato público que está por llegar a la conclusión de un periodo más. Ora en el Congreso local o federal, ora en las 72 alcaldías con que cuenta el estado. Para tal efecto, el PAN ya se halla inmerso en una campaña interna para definir a sus candidatos a diputados federales como es el caso del senador Jacvier Castelo Parada y la diputada Sara Martínez de Teresa, posición que habrá de definirse el próximo 15 de febrero. El PRI, mientras tanto, sigue en sus estiras y aflojas, lo mismo que en el caso de sus aspirantes a alcaldes, diputaciones locales, senadurías y diputados federales en donde se mueven los nombres de Rogelio Diaz Brown, Ernesto Gándara, Faustino Félix Chávez, Samuel Moreno Terán, Omar Guillén, Armando Alcalá, Clñaudia Pavlovich, Cano Vélez, José María Urrea, Andrés Salas, Eduardo Castro, Emigdio Coronado y un etcétera tan largo como las aspiraciones de todos ellos. Finalmente, un agradecimiento sincero a quienes amablemente nos han enviado sus parabienes; el ex diputado y dirigente agrario, Juan Leyva Mendívil, Cano Vélez, Jesús Félix Holguín, la regidora Carmen Guerrero, Manuel Borbón y por supuesto, el ingeniero Fructuoso Méndez, Agente Fiscal del Estado. Para ellos y todos los lectores de Tribuna que se dan por miles, que tengan la mejor de sus navidades. Sugerencias y comentarios; premiereditores@hotmail.com |
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