De repente todo mundo quiere linchar a Platanito por los desafortunados chistes que hizo sobre la tragedia de la guardería ABC. Y entre los ahora "indignados" destacan los políticos de todos los niveles y de todos los partidos.
Quizá descubrieron en el tema una oportunidad de posicionamiento ante las próximas elecciones.
Pero nadie dice que el peor insulto, la burla más indignante contra las víctimas del incendio ha sido la actuación de las autoridades judiciales que desde el primer día de la tragedia han hecho todo lo que esté a su alcance para proteger a los verdaderos responsables: Los socios de la guardería.
Desde hace ya casi tres años, una y otra vez las autoridades judiciales han hablado sobre la responsabilidad de funcionarios de segundo nivel para abajo.
Y para fortalecer su demagógica actitud han llevado a la cárcel a personas que no tienen ni han tenido el poder suficiente para demostrar su inocencia.
Al mismo tiempo han esgrimido dichas autoridades mil argumentos para no tocar ni con "el pétalo de una detenció" a los señores y señoras de apellidos aristócratas que propiciaron con su avaricia la propagación de un incendio que creció con facilidad gracias a las instalaciones precarias del almacén donde estaba la guardería.
El episodio más reciente de esta burla es la exoneración de responsabilidad para la socia Marcia Matilde Gómez del Campo Tonella a quien un juez disculpó como seguramente lo harán con los otros socios y socias: "Porque no tenían la obligación de impedir el incendio".
Esta es la peor burla, la más hiriente, no los chistes de un payaso.
No pensamos que los socios y socias de la guardería sean criminales ni que deban ser juzgados como tales, pero su negligencia y avaricia sí pueden considerarse como las principales causas de la tragedia.
A ellos y ellas nadie los tocará porque al fin y al cabo son miembros de la élite a la que pertenecen las principales figuras de éste o aquél partido político.
Y esta élite del poder nunca sacrificará a alguien de los suyos. Para eso están los funcionarios menores que son usados como chivos expiatorios.
Así es la (in)justicia mexicana. Peor que un mal chiste.