De nuevo la avenida Miguel Alemán fue inundada por la alegría, los gritos, las porras y otras expresiones de felicidad entre miles de aficionados yaquis.

La alegría se desbordó y en términos generales la multitud que asistió al festejo del Bicampeonato se comportó civilizadamente, fue una sana convivencia como corresponde al espíritu deportivo que estuvo presente.

Niños y adultos, familias enteras salieron a la calle para compartir con otros,con todos, el sentimiento de orgullo que genera nuestro equipo de beisbol, el mejor de México en esta época.

Aunque no todo fue felicidad porque no faltaron los grupos de jóvenes que aprovecharon el revuelo del gentío para hacer desmanes, de manera especial contra automóviles que estaban a su alcance.

Lanzaban botellas de cerveza y cuetes sin consideración para la gente que festejaba en orden, mientras los policías sólo se quedaban mirando.

Después se reportó un total de 18 jóvenes detenidos, 18 tristes aprendices de las "barras" vandálicas del futbol.

Pero ellos,por fortuna, fueron sólo unos cuantos. La inmensa mayoría sólo se dedicó a compartir un momento feliz.