| Tecnología para todos o “apartheid” tecnológico | ||
| R Domingo 20 de Mayo de 2007 |
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De aquellas empresas, añade, sólo quedaron una o dos, como Gatelink.net, y se desarrolló el servicio de Tel Mex, que pronto se puso a la cabeza de este sector donde la innovación tecnológica es permanente y a veces parece rebasar la capacidad de adaptación de las mismas empresas, de los usuarios y del marco legal que las regula.
Pero más allá de estas circunstancias, es evidente la transformación que el Internet ha propiciado en la vida cotidiana de la población mundial.
Aquí, en Cajeme, hablar de “cyber cafés” antes de 1994 parecía tema de ciencia ficción; un adelanto de primer mundo al que difícilmente tendríamos acceso. Pero no pasó más de un año para que los “cybers” se convirtieran en uno de los negocios más populares entre los pequeños y medianos empresarios.
Y aunque el uso del Internet es ahora una actividad cotidiana aquí y en la mayor parte del mundo, la obsolescencia tecnológica es una amenaza presente en todas las sociedades que dependemos de esta herramienta, advierte Ricardo Sánchez.
Evolución
“Desde aquellos módems que en 1994 transmitían a 56 kb/seg (kilobytes por segundo) se evolucionó a los sistemas dialógicos, que en su momento significaron un gran avance y hoy empiezan a considerarse como tecnología obsoleta”, señala el funcionario de Tel Mex, egresado de ingeniería electrónica.
Hoy, precisa, ya ni siquiera es un módem el aparatito que conecta a las computadoras con la Red sino un códex.
La tecnología ISDM (Red Digital de Servicios Integrados, en español) permite convertir la línea telefónica analógica (que era un par de hilos de cobre) en un ducto o enlace digital, explica.
Y en esta evolución, la competencia empresarial juega un papel importante. Las compañías de cable que empezaron a dar servicio de Internet fueron las primeras en ofrecer la banda ancha; Tel Mex les respondió con tecnología ADSL (Asimetric Digital Suscriber Line), la base de Infínitum.
Los nuevos avances facilitan la expansión de la Red a lugares más alejados de las grandes ciudades. Gracias a ello, comenta Ricardo, se diseñan proyectos como el IMéxico, a través del cual Tel Mex lleva sus servicios a pueblos de la sierra sonorense y otros puntos a los que parecía difícil llegar.
¿Qué sigue en esta evolución permanente?
Lo siguiente, afirma, es la regularización del “triple play”, es decir, el servicio integrado de telefonía, televisión por cable e Internet en uno sólo.
Ya se han destrabado los impedimentos legales que detuvieron al “triple play”, pero cuando éste empiece apenas a integrarse a la vida cotidiana de los usuario, ya sentiremos la presión de extender el “cuádruple play”, que sería lo mismo pero con telefonía celular añadida.
Adaptación o apartheid tecnológico
Hoy Cajeme y Sonora están dentro de la media nacional en cuanto al uso de Internet, asegura Ricardo.
“El reto actual”, agrega, “es facilitar el acceso de las nuevas tecnología a mayores grupos de población, algo como lo que está haciendo el ITSON para llevar tecnologías de información a las pequeñas y medianas empresas”.
La productividad y la competencia están hoy ligadas estrechamente al uso de tecnología, de allí la urgencia por subirnos al tren de la sociedad del conocimiento, o nos subimos o nos quedamos atrás, comenta.
Un obstáculo para llegar a ese punto, dice, son los costos y la educación, pero si no se superan estos obstáculos corremos el riesgo de convertir nuestra sociedad en un “apartheid tecnológico”, con grandes diferencias entre el sector de la población que tiene acceso a la tecnología y aquellos sectores que no tienen.
Sería una separación muy grave que acentuaría otras diferencias socioeconómicas, expresa.
La experiencia del usuario
El otro gran reto es la adaptación de los usuarios a los avances que presenta la tecnología diariamente.
Los equipos de cómputo se vuelven obsoletos cada 18 meses y son pocos los usuarios que pueden cambiar sus computadoras en este lapso.
La solución radica en la experiencia del usuario, en su capacidad para adaptarse a lo nuevo sin perderse en el consumismo tecnológico.
La integración o convergencia tecnológica favorecerá este proceso de adaptación, pero lo más importante seguirá siendo la educación y la experiencia del usuario, asegura Ricardo Sánchez.
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