El graffiti como un acto vandálico ya no es exclusivo de las colonias, ahora el centro de la ciudad se ha convertido en el lugar preferido de los jóvenes, la mayoría menores de edad, para realizar este tipo de pintas.

Entre más alto este el edificio y mayor dificultad le implique al joven dejar huella de que ahí estuvo, es más atractivo.

Lo mismos son bancos, tiendas de ropa, zapaterías, farmacias, espectaculares, oficinas administrativas de los alrededores de MerCajeme que fachadas y bardas de casas habitación, todo sea por dejar marcado el territorio que dominan y aunque algunos lo hacen en solitario, otros optan por actuar en pandilla y según la vocera de Secretaría de Seguridad Pública municipal, en Cajeme tienen identificadas a 228, 115 en el ara urbana y 113 en el área rural.

Verónica Sandoval Domínguez, mencionó que en el caso de los menores de edad, son los padres los que deben responder por los daños.

“Los padres firman un convenio de acuerdo en que estos jóvenes realizarán trabajo comunitario por lo menos de cuatro sábados, además de que ellos se hacen responsables de la donación de cubetas de pinturas para reparar los daños que hay en diferentes puntos de la ciudad, por este tipo de graffiti”, mencionó.

En lo que va de la actual administración municipal, 200 menores de entre 13 y 17 años han sido capturados in fraganti, con la lata de pintura en mano, cubren de graffiti un edificio del centro de la ciudad o en las colonias donde el problema, es más frecuente.

Sin embargo la ausencia de una legislación que tipifique mejor este delito y se aplique a los mozalbetes graffiteros, la indiferencia de los padres y madres de estos jóvenes, o tal vez porque autoridades y sociedad se sienten impotentes ante la proliferación de este delito, la mancha de graffiti sigue expandiéndose en la ciudad.