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Amigos aficionados este próximo 20 de Abril el histórico Fenway Park de Boston estará de fiesta, se cumplen 100 años desde su edificación e inauguración. En los medios de comunicación les estarán dando datos, fotos y videos de lo que en ese pabellón deportivo se ha vivido, pero en esta columna yo les daré un ángulo diferente, les daré el Fenway que yo conozco, en el que he vivido y en el que he vibrado. Mi historia en este edificio las puedo separar en tres fases el de televidente, el de fanático y el de medio de comunicación. Los tres han dejado huella y en las próximas tres columnas se los detallaré. La primera ocasión que vi al Fenway fue en TV en la Serie Mundial de 1975, el primer clásico de Octubre que vi en mi vida. Este clásico fue en gran parte responsable de haberme forjado esa pasión por este bello deporte y por este equipo. Aún recuerdo el jonrón de Carlton Fisk sobre el Green Monster; la locura que se vivió en ese, considerado el mejor partido de beisbol de la historia. Mi vida cambió a mis seis años, siendo el nuevo protagonista, el deporte rey. Con ese momento el enamoramiento se dio; comencé una relación con el beisbol, Boston y su Fenway Park. Desde ese 1975 viví al máximo el Beisbol de Grandesligas, pero sobretodo siguiendo de cerca lo que hacían en el terreno los de beantown. Posiblemente no fueron más los tiempos buenos que los llenos de sinsabores, pero yo escogí a este equipo y aún sin conocer su casa, sabía cada uno de sus números, quienes habían jugado en el, las dimensiones del Green Monster, el magro numero de aficionados que pueden ingresar y soñaba el día en que pudiera congregarme en él. Era el mes de Enero de 1992, tenía apenas un día de haber arribado a la Ciudad de Boston y después de haberme matriculado en la Universidad de Massachussets (UMASS) tome un taxi rumbo Fenway, ingresé a sus oficinas; tenía dos cosas en mi mente, el de comprar un abono para la temporada de 1992 y el de ver con mis propios ojos este coliseo; a mi sorpresa las personas encargadas de los abonos me informaron que había solamente dos lugares, uno por el lado de primera y otro por el lado de tercera, me llevaron personalmente a visorear ambos espacios. El campo de juego estaba nevado, una de las más grandes tormentas en años había caído apenas días atrás; después de sentarme en ambos espacios, realicé mi elección, mi asiento sería uno exactamente 6 filas atrás del dugout del equipo de casa, los Medias Rojas de Boston. A mis 21 años estaba en el estadio que vi por primera vez 17 años atrás. Este mismo asiento sería de mi propiedad por los siguientes cuatro años. Llegó Marzo y por correo me llegaría un paquete, 81 boletos individuales para asistir a cada uno de los partidos a celebrarse en la campaña. Ya la espera era menor, próximamente podría ver un partido en Fenway. Ese sueño que tuve de infante se haría realidad. Fue una espera larga, pero el momento había llegado, 13 de Abril, un día que quedaría en mi mente de por vida, el partido inaugural en contra de los Orioles de Baltimore, el score fue uno negativo de 8-6, el cubano Tony Fossas fue el pitcher derrotado, el zurdo Frank Viola explotó temprano. Las luminarias en el campo eran Wade Boogs, Jack Clark, Mike Greenwell, Ellis Burks, Tony Peña y un joven mastodonte llamado Mo Vaughn por Boston y el legendario Cal Ripken Jr por los Orioles. Todo el partido lo disfruté como disfruta un niño sus juguetes de navidad, primero viendo con admiración y después poco a poco y con mucho cuidado adentrándome a la emoción. El viernes continuaremos este homage a Fenway Park, tocando temas que actuaron hondo en mi persona, las entrañas del estadio, los grandes momentos que viví en carne propia y a los futuros hall of famers que vi en el terreno. Por hoy se acabó, nos vemos en el estadio |
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