Desde Turín,, el violinista cajemense Ariel Guerrero nos comparte sus experiencias
Javier Martínez Rosas
Martes 17 de Abril de 2012

Ariel Daniel Guerrero Portillo, músico, violinista originario de Ciudad Obregón, ha tenido una interesante carrera como ejecutante en la que ha abarcado diferentes estilos, formando parte de agrupaciones como el mariachi Achai, la Orquesta Juvenil de Zapopan, la Filarmónica de Jalisco y la Orquesta Sinaloa de las Artes.

Después de concluir sus estudios profesionales de música en Guadalajara se encuentra ahora concentrado en el estudio de la música barroca en Turín, Italia. Para los lectores de InfoCajeme, Ariel Daniel comparte sus experiencias, pensamientos y conocimientos.


“Todo empezó en un concierto con la Orquesta Sinfónica de Jalisco, bajo la dirección de Horacio Franco, de la ópera “Orfeo” de Monteverdi, pues allí conocí a Josué Meléndez, un cornetista mexicano que vive en Suiza, en charla con él me recomendó estudiar en Italia, luego di con el Conservatorio Giuseppe Verdi di Torino y con la profesora Olivia Centurioni por recomendación Luis Figueroa, un amigo violinista también sonorense”.


Respecto a su decisión de especializarse en música barroca comenta:

“Decidí especializarme en el barroco porque siento que va más con mi gusto y con mi perfil como músico, y aunque tengo intención de seguir tocando música moderna, la barroca, al estar muy conectada con la naturaleza, permite una interpretación más libre, poder improvisar en algunas piezas y por la profundidad espiritual de muchos autores de esta época, es que me atrae fuertemente. Otro punto es que el estudio de la música antigua aporta una comprensión más profunda de la música occidental en general”.


En cuanto al instrumento, el violín barroco, describe:

“El violín es un poco mas pequeño, lo cual hace que la posición sea un poco más accesible sobre todo para los pasajes rápidos, pero por otra parte, se sostiene sin mentonera ni descansador de hombro; uno se tiene que valer de los recursos y de la técnica de la época como la de Gemminiani. El arco tiene realmente la forma de un arco y las cuerdas son de tripa de buey o de carnero, son muy sensibles, mucho más delicadas que las de acero y por tanto más difíciles de tocar, requieren de una técnica muy refinada pero una vez que se tiene el dominio, éstas ofrecen un recurso expresivo muy vasto en cuanto a timbre”.
 

Sobre su preparación profesional en Méxic, si le brindó las herramientas necesarias para poder desempeñarse adecuadamente ahora en su especialización en Italia, comparte:

“Siento que mi preparación como músico ha sido suficiente aunque, en honor a la verdad, habría que aclarar que puse mucho “extra” de mi parte, para que esto fuera posible. Me ha sido de gran importancia y utilidad el haber tocado música folclórica y popular, también jazz. Porque a veces la música académica se torna demasiado legalista, perdiéndose un poco el sentido de comunicación, de alegría y expresividad libre de estos otros estilos. Además, en gran parte de la música barroca se improvisa, a lo cual se le llama disminuzione u ornamentación, haciendo que una obra suene muy diferente en manos de un músico que en las de otro”.


Su opinión sobre las perspectivas de desarrollo profesional como músico y como violinista en México, es:
 
“Las estadísticas no son muy alentadoras, pero aun así tengo un fuerte deseo de contribuir a la vida cultural y al conocimiento de mi país y más particularmente de mi región. Hasta ahora he tenido muy buena respuesta cuando he dado conciertos en Ciudad Obregón, eso me llena de satisfacción poder brindarle a “los míos” un poco de lo que hago y compartirles la belleza y la alegría de la música, pero al mismo tiempo, me hace pensar que si existe una necesidad de llenar, un hueco en la región; de hecho, muchas personas me lo han mencionado en estos conciertos”.

“Por otra parte, Italia es todo lo contrario. Aquí hay muchos conciertos, aún que con la crisis económica de los últimos años se ha reducido un poco el apoyo al ámbito cultural. Es de mencionar que aquí muchos ven a México como un país en desarrollo con mucho futuro. Yo comparto esta visión, me gusta mucho pensar en mi país como tierra fértil para sembrar la cultura y el conocimiento, solo nos falta tener mejores planes y más recursos de fondo en cuanto a educación, mentalidad y cultura. Tenemos de verdad muchas cualidades que se hacen más obvias para mí a la distancia y me llena de esperanza tener esta sensación de potencial en mi país”.


Al pedirle que nos mencionara la experiencia musical que hasta ahora más le ha impactado en su estancia en Italia, comparte:

“Hace unas semanas participé en un proyecto social en forma de orquesta infantil que se llama “Pequeñas huellas”, dimos un concierto por la paz en Nápoles, hice un arreglo y lo dirigí, lo cual fue maravilloso. Nápoles es una ciudad que me recuerda mucho a México pues fue parte del Reino Español.

Desafortunadamente también ahora enfrenta problemas con el crimen organizado”.

 

 
 

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