Del escrito sobre la presidencia de Carlos Salinas de Gortari se desprenden preguntas interesantes y puedo suponer que todas ellas se resumen en una general: ¿Porqué sostengo yo que los mexicanos participamos de buen grado en el proyecto neoliberal salinista? Respuesta: porque fuimos víctimas de una intensa Propaganda centrada en el carisma y liderazgo de CSG.
¿Por eso los mexicanos brindamos aceptación a CSG y sus diversos “Pactos para la Competitividad y el Crecimiento” que tantos sacrificios nos impusieron?
Nos dolemos ahora, pero los aceptamos entonces, de los agresivos “Pactos” y “Acuerdos” firmados por el gobierno federal, los grandes empresarios y los líderes charrocetemistas que generaron, entre otras consecuencias, las siguientes:
i) desplomaron el bienestar de la población trabajadora;
ii) redujeron drásticamente el empleo, los salarios y degradaron las condiciones laborales;
iii) disminuyeron rápida y efectivamente la organización sindical de los trabajadores quitándole fuerza a su representatividad
iv) pulverizaron el ingreso de la clase trabajadora y
v) desaparecieron miles de empresas nacionales pequeñas y medianas mientras que las grandes empresas recibieron apoyos generosísimos del gobierno para hacer posible su reconversión.
¿Porqué CSG invitaba con insistencia obsesiva a los grandes empresarios del país a reconvertirse, entendiendo por reconversión que se ampliaran, diversificaran y eficientaran para participar en el TLCAN, el nuevo mercado de Norteamérica de casi 300 millones de consumidores, cuando en la realidad estaba entregando el mercado mexicano a las empresas e inversionistas estadounidenses?
Los globalifílicos neoliberales mexicanos que se desgastan presentando alegatos en favor del TLCAN, justificándolo y solicitando su extensión para abrir áreas económicas estratégicas nacionales, manifiestan que el nuevo escenario fue propicio (muy atractivo y ventajoso es la calificación correcta), para que los fabricantes estadounidenses trajeran a México sus mercancías, capitales y tecnología y posteriormente algunas de sus empresas maquiladoras.
Pero en la realidad, lejos de generar las nuevas empresas y empleos que CSG ofreció como la panacea para todos nuestros males económicos, los nuevos socios estadounidenses compraron las mejores empresas nacionales para incorporarles nuevas tecnologías y procesos de producción, reducir sus plantillas de trabajadores e incorporarlas en sus corporativos.
Visto el TLCAN en la distancia y a la luz de los resultados que distorsionaron la economía nacional, haciéndola oligopólica y monopólica al servicio de las elites nacionales asociadas con los grandes capitalistas globales, cabe preguntar: ¿Cómo pudo el gobierno federal conceder tantos y tan generosos créditos bancarios para la reconversión económica a los grandes empresarios (amigos) del régimen? Quizá la pregunta correcta sea: ¿Cómo es que los mexicanos permitimos este descomunal saqueo?
El Endeudamiento público fue la fuente principal de recursos financieros para los préstamos a los empresarios – amigos para que compraran a precios de remate las empresas públicas atractivas que se desincorporaban y para que las reconvirtieran. Con este reprobable propósito (financiar generosamente a los empresarios de la “Corte salinista” para que adquirieran las empresas públicas) el gobierno federal salinista vendió una cantidad impresionante de bonos y certificados con tasas muy atractivas y con amplias garantías de pago que fueron adquiridos en su mayor parte por inversionistas extranjeros.
Cuando los eventos traumáticos iniciaron y se continuaron a lo largo del aciago año 1994, las tasas de interés domésticas se fueron elevando e incluso llegaron, craso error, a indizarse al valor del dólar y por ello los empresarios deudores cayeron en la insolvencia técnica frente a sus obligaciones con los bancos y el gobierno en la insolvencia plena para redimir los bonos y certificados.
¿Y cómo se convirtieron en deuda pública los créditos no recuperados?
Las obligaciones de pago de los enormes recursos crediticios que los grandes empresarios nacionales no pagaron a los bancos comerciales privados se la endilgaron posteriormente a la población mexicana a través de un engendro demoníaco llamado FOBAPROA. Con el tiempo los pagarés (“chatarra financiera”) se convirtieron en deuda pública que varias generaciones de mexicanos habremos de pagar.
PREGUNTA: ¿Cuánto dinero entregó FOBAPROA a los bancos privados comerciales a cambio de sus bonos y pagarés calificados por los financieros mismos como producto basura por su incobrabilidad manifiesta? En cifras redondas de entonces… unos cien mil millones de dólares. Un hiper-mega-robo para los mexicanos.
Las preguntas sobre los juicios a CSG, su gobierno y circunstancias históricas, las contesto diciendo que juicios hay muchos. Y todos desatendidos. ¿Y sabe usted una cosa? Contra lo que se dice, el juicio de la historia no es temido por los gobernantes mexicanos por su dilación y subjetividad. Los juicios de los ciudadanos, del pueblo auténtico, por lo fáciles de conducir o contener o desvirtuar, tampoco se temen o respetan. ¿Indefensión CIUDADANA? Sí, total.
Una pregunta he elegido para tratarla con detenimiento: ¿Cómo fue posible que los gobernantes salinistas manipularan nuestros juicios y acciones de ciudadanos?
Bueno, sin rodeos que oscurezcan la cuestión, la respuesta radica en la Propaganda. Y por ser este asunto de la mayor importancia me permito presentar aquí algunos conceptos y elementos de la PROPAGANDA que me ayudarán a ubicarla como un instrumento poderosísimo que los gobiernos (especialmente) y los grupos de poder político y económico (elites) utilizan para someter y explotar. Fue la (intensa) Propaganda la que nos convenció de la conveniencia y viabilidad del proyecto económico neoliberal de CSG.
Etimológicamente PROPAGANDA proviene del latín propagare, que significa “perpetuar, acrecentar, extender” aunque se usa también como sinónimo de abuso, exageración, falsedad y abuso (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española)
En términos estrictos la propaganda consiste en el lanzamiento de una serie de mensajes que busca influir en el sistema de valores del ciudadano y en su conducta.
A partir de los regímenes totalitarios del Siglo XX (fascismo, nazismo, comunismo, priísmo) el término se asocia con el control de la opinión pública mediante medios de comunicación masivos. En esta definición es que la propaganda se vincula con las estrategias de los partidos políticos y los gobiernos.
Por razones de espacio no puedo incluir el DÉCALOGO DE PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA PROPAGANDA del conocido nazi Joseph Goebbels pero solicito al lector que lo busque en Internet. No podrá menos que impresionarse por las similitudes que encontrará entre las propuestas nazis y la práctica de la Propaganda que los gobiernos y partidos utilizan en México.
En el mismo campo interesante de las técnicas de la Propaganda y Manipulación es muy útil y sorprendente leer lo que escribe Noam Chomsky (Las 10 Estrategias de Dominación), respecto de las técnicas que aplican actualmente las elites en los medios de comunicación para manipular a la población global. Note que escribo Global aunque aclaro que no lo hago en descargo y/o justificación de la pasividad de los mexicanos.
No se sienta mal si creyó en CSG. Es muy posible que mañana reniegue de lo que ahora cree creer. En el fondo, con matices y diferencias mínimas, todos “creemos lo mismo”. Creemos lo que los poderes fácticos quieren que creamos.
Carlos Salinas de Gortari, su gobierno y el sistema político mexicano son temas polémicos que dan mucho para escribir. Y por más que se escriba al respecto apenas se mostrará la punta de un enorme iceberg de corrupción, violencia e impunidad institucionales. Más grave todavía: hacia atrás en el tiempo y hacia adelante también, esos elementos indeseados de corrupción e impunidad permanecen como constantes perniciosas que minan las estructuras social, económica, política, Moral y gubernamental de nuestro país.
Para exhibir aquel escenario de descomposición moral regreso al libro de Andrés Oppenheimer “MÉXICO: EN LA FRONTERA DEL CAOS” (Vergara editores, 1996) para comentar algunos párrafos del capítulo 5. Aquí se reseña una cena privada (así fue convocada) de 30 magnates mexicanos, integrantes todos del Grupo de Hombres de Negocios (GHN), que se realizó el 23 de febrero de 1993 en la mansión de Antonio Ortiz Mena, muy prestigiado exSecretario de Hacienda y tío del presidente CSG.
Cito textualmente a Oppenheimer:
¿Asistentes a la cena? Carlos Slim (TELMEX); Roberto Hernández (BANAMEX); Emilio Azcárraga (TELEVISA); Garza Sada (VISA Monterrey); Ángel Losada (Tiendas de Autoservicios e Inmobiliarias); Gilberto Borja (Grupo ICA); Harp Helú (Casas de Bolsa, BANAMEX y Financieras) y otros con fortunas igual de impresionantes. Ninguno de ellos es de México. México es de ellos.
¿Motivo de la reunión? “Pasarles la charola” para que aportaran recursos para la campaña electoral del PRI para la presidencia de la republica de 1994 ya que se quería desligar al partido oficial (PRI) de la dependencia económica del gobierno.
¿Aportación personal? Propuesta inicial: 25 millones cada uno … ¡¡De dólares!!
¿Generosidad o interés? El “Tigre” Azcárraga reconoció en encendido discurso que muchísimo le debían los allí presentes al presidente CSG y su gobierno y que en justa retribución, él personalmente doblaba la cantidad ¡50 MILLONES DE DÓLARES! y exhortó a que todos hicieran lo mismo y mostraran así su agradecimiento y apoyo al gran patriota y líder indiscutible de los mexicanos.”
Termina cita de libro de Oppenheimer
¿Cuánto cree usted que se reunió en esa cena privada? ¿De verdad quiere saberlo? Bueno, se levantaron 750 millones de dólares en calidad de primera aportación de estos dinerosos señores para la “Campaña”. Un detalle: Carlos Slim propuso con candor y prudencia que le valieron risas y bromas cínicas “Esta cena y nuestras contribuciones deben permanecer en secreto para evitar malas interpretaciones y posibles extorsiones de la prensa.”
Una pregunta morbosa: ¿cuánto dinero habían ganado estos empresarios con el gobierno de CSG? Dicho de otra manera: ¿Que compromisos reconocieron esos Caballeros de la Gran Empresa Nacional que soltaron entre 25 y 50 millones de dólares cada uno para corresponder y quedar bien con el presidente Salinas?.
Una pregunta ingenua: ¿fueron realmente donativos … o inversiones?.
Sin embargo y pese a las precauciones solicitadas por Slim, los escandalosos pormenores de la cena llegaron a la prensa y a través de ella, al gran público. Las contribuciones de los multimillonarios se convirtieron en un símbolo de la inmensa corrupción en los círculos cercanos al poder.
Un dato más que consigno por curioso y ofensivo: de los asistentes a la cena privada, 13 formaban parte de la lista FORBES de los hombres más ricos del mundo en ese año 1993.
Estimado lector: Para que se ubique mejor respecto del tamaño de los donativos, le proporciono unos pocos datos (sic) de los muchos que consigna Oppenheimer en el libro que he citado con anterioridad:
i) Los magnates mexicanos invitados a la cena ofrecieron, sólo en esa ocasión, más de 5 veces lo que el Partido Demócrata había gastado en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en 1992;
ii) La mayor contribución a la campaña demócrata en los EE.UU. fue del sindicato United Steel Workers y alcanzó la suma de 398,876 dólares. Esta suma es ridículamente baja si se le compara con la sola contribución de 50 millones de dólares de Azcárraga.
¿Qué tipo de beneficios recibían estos empresarios consentidos del régimen que los obligaba moralmente con el presidente CSG? Muchos y muy jugosos.
¿Un ejemplo? Poco después de que el monopolio telefónico gubernamental (TELMEX) fuera vendido a Carlos Slim, el presidente autorizó en 1991 aumentar las tarifas telefónicas en 247.4%, cuando los salarios apenas habían aumentado 18%. Ante el repudio generalizado, TELMEX aceptó disminuir el incremento y se conformó con el 170% de incremento. Al respecto Lorenzo Meyer escribió: “con incrementos salariales del 18% e incrementos en las tarifas de 170% no se necesita ser un genio financiero para triunfar en el mundo de los negocios. Y como se trata de un monopolio …”. Así inicia la construcción de la fortuna más grande del mundo.
Termina cita textual del libro de Oppenheimer.
El año 1994 fue un rosario de malas noticias y eventos para el gobierno y el gran líder. Desde la aparición del EZLN y su carismático adalid el “Sup Marcos”, pasando por la complicada campaña promocional de Luis Donaldo Colosio y su asesinato proditorio, las difíciles elecciones amañadas del tortuoso dúo que formaron CSG y Diego Fernández de Cevallos; y por último el homicidio de Francisco Ruíz Massieu, las cosas se descompusieron en México y con ello la economía se fue al caño. Y como suele suceder en estos casos, la fuga de capitales fue salvaje.
¿Quiere saber cuáles fueron los primeros capitales en dólares en fugarse del país? Pues sí, los capitales de los magnates mexicanos que asistieron a la cena privada en casa de Antonio Ortíz Mena que reseña Oppeheimer. ¿Habrán recibido un oportuno “pitazo” que les permitió recuperar y multiplicar su aportación de esa noche, a través de la compra oportuna de dólares y su envío a puerto seguro en el exterior? ¿Usted que opina?
Por cierto: Oppenheimer dedica otro capítulo (“La Pesadilla Navideña”) a reseñar la apresurada, masiva y nocturna salida de capitales del 19 de diciembre de 1994. A estos trágicos eventos generados por la devaluación ordenada por Ernesto Zedillo y operado por Jaime Serra Puche, los mexicanos los referimos como el Error de Diciembre.
Un error que todos los mexicanos estamos pagando y que no tiene paternidad declarada. El gravísimo Error de Diciembre ¿se lo cargamos a Salinas? ¿se lo adjudicamos a Ernesto Zedillo? En mi opinión, a ninguno. Ese error por sus dimensiones, es huérfano. No tiene madre