Van a pasar muchos años, lustros, tal vez décadas, y el mundo seguirá recordando al entrenador que hizo del Barcelona el mejor equipo de la historia.
Los jóvenes de ahora estarán viejos y contarán a sus nietos la perfección de un juego de equipo representada por el Barca que Pepp Guardiola llevó al más alto nivel que puede haber en este deporte.
Uno puede tener referencias como la selección brasileña de 1970, el Ajax y la selección holandesa también de los setentas, alguna vez el Manchester United y el Inter de Milán, por allí también se cuela un Real Madrid y un Boca Juniors... pero ninguno a la altura del equipo que armó Guardiola.
Tal vez porque algunos sólo los conocemos por las referencias de los cronistas, como el Real Madrid de DiStefano, o porque a otros sólo los vimos algunas veces, como el Ajax de Cruyff, tal vez por eso su grandeza no es tan grande como la de este Barca que la televisión nos trae cada semana.
Este Barcelona que será tema de los aficionados durante muchos años.
Hoy se vive el desenlace de una historia feliz y la crónica de Héctor Morales (El Universal) lo dice todo:
"Andrés Iniesta estaba destrozado al escuchar el adiós de su técnico. Xavi Hernández tenía la mirada perdida. Cesc Fábregas creía que vivía un sueño. El universo del futbol ya sentía nostalgia por el retiro de Josep Guardiola (Sampedor, Barcelona, 1971), el actual mejor entrenador del mundo.
"El viernes, el líder, el revolucionario, el artista y científico balompédico, el símbolo sexual, el orgullo de Cataluña, el valiente, el carismático, el reinventor del deporte más popular y querido del planeta, además de ser el azote del Real Madrid, dijo que no podía más y dejará de ser el entrenador del Barcelona en cuanto termine la final de la Copa del Rey que jugarán los blaugranas ante el Athletic de Bilbao el 25 de mayo.
“Se va el entrenador más importante en la historia del Barça y uno de los que han revolucionado el futbol”, considera Juan Manuel Díaz, periodista del diario Sport. “Está a la altura de [Johan] Cruyff, [Arrigo] Sacchi, quienes e innovaron y dieron una vuelta al futbol”.
“Ha dejado un legado en el que ha enseñado que un equipo puede ganar de muchas maneras, pero que jugando bien se puede ganar”, recuerda Díaz. “Luego indicó que en el futbol lo más importante es el talento. Puedes medir 1.70 como Iniesta, Xavi y Messi, pero son los mejores y eso humaniza un futbol tan de otra galaxia, porque ese futbol está jugado por personas normales que para nada son súper atletas”.
La duda natural... ¿Cómo lo hizo, cómo Pep dio otro sentido balompié?
Respuestas simple y compleja: “Fue un valiente para jugar con tres defensas cuando todos juegan con cinco y con extremos cuando ya nadie los ocupa y un nueve mentiroso que no es un gigante como Messi”.
También supo explotar la inteligencia de sus futbolistas criados, la mayoría en La Masía, quienes saben cómo y cuando moverse, tocar el balón de primera o controlarlo.
Es decir, hizo una escuela futbolística basada en la ciencia, en el arte. Guardiola es un artista que basó su éxito en la exactitud y la precisión siempre con el balón en los pies, porque así ataca y a la par se defiende.
“[El futbol de este Barça] Es un arte, pero también una ciencia”, manifiesta el informador catalán. “Tiene un grado de ciencia que hace que los rivales tengan problemas cada vez que se miden a un equipo de ese nivel”.
Se habla que este sabio del balompié también tiene otra cara: la del técnico que tiene como némesis a su par del Real Madrid, José Mourinho, además del que ha tenido desencuentros con futbolistas como Zlatan Ibrahimovic, Samuel Etoo y Gerard Pique.
Desde la capital de España se acepta que no es así, que la grandeza de Guardiola tiene vida propia más que la nutrida por la polémica.
“Si no hubiese Mourinho, Guardiola hubiese sido igual de relevante e importante”, sentencia Juan Castro del diario Marca. “Los desencuentros están en el decimonoveno lugar en la lista de cosas que Pep ha hecho en el Barcelona”.
A Josep se le extrañará por darle al futbol una revolución estética para hacerlo hermoso, espectacular y ganador. Lo único que se le puede reprochar es que no haya tenido la fuerza para seguir como el gran artista blaugrana".
Hasta aquí la crónica de Morales. Para qué decir más.